En Bolivia hay tensión política luego de que el exgeneral Juan José Zúñiga se levantara en un intento golpe militar contra el Gobierno del presidente Luis Arce, quien denunció los hechos al advertir que docenas de militares estaban ingresando al Palacio Quemado, sede del Gobierno en Bolivia, en un contexto de crisis económica y social por escasez de dólares y combustible.
A pesar de que el golpe de Estado fue fallido, y el exgeneral Juan José Zúñiga se retiró del edificio mientras aseguraba que “recuperaría el control del país”, este acto político recuerda las tensiones recientes que se han vivido en Bolivia y también, la historia entre el actual presidente Luis Arce y el expresidente Evo Morales que terminó en una fractura, convirtiéndose en antagonistas políticos.
El excomandante del Ejército de Bolivia y líder del golpe de Estado, Zúñiga, habría perdido su cargo el martes luego de amenazar al expresidente Evo Morales: “No puede ser más presidente de este país. Llegado el caso, no permitiré que pisotee la Constitución, que desobedezca el mandato del pueblo” e hizo énfasis en que las Fuerzas Armadas son “el brazo armado del pueblo, el brazo armado de la patria”.
Evo, quien confirmó su candidatura a la Presidencia en 2025, no pasó por alto las declaraciones del exgeneral y expresó que “el tipo de amenazas hechas por el Comandante General del Ejército, Juan José Zúñiga, nunca se dieron en democracia. Si no son desautorizadas por el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Ministro de Defensa, Presidente y Capitán General de las Fuerzas Armadas, se comprobará que lo que en verdad están organizando es un autogolpe. Nuestra democracia está cada vez en mayor peligro”, escribió en X.
El Gobierno considera que el expresidente Evo Morales aviva las protestas sociales en el territorio y que varias de ellas son lideradas por el “evismo”, lo que los sectores involucrados han negado.
La historia política de Evo Morales y Luis Arce se remonta años atrás, cuando Evo Morales, líder del Movimiento al Socialismo (MAS) llegó al poder en 2006, marcando un hito como el primer presidente indígena de Bolivia; en aquel entonces Arce fue elegido como Ministro de Economía (2006-2019), una pieza clave en su mandato.
Su gobierno se caracterizó por políticas de inclusión social, nacionalización de recursos y un enfoque de desarrollo económico de la mano de Arce, quien desarrolló un papel crucial en la implementación de las políticas económicas que llevaron a Bolivia a un período de crecimiento estable.
La relación entre Morales y Arce se fortaleció a lo largo de los años, basada en una visión compartida de transformación social y económica. Arce, con sus estudios, complementaba la figura carismática de Morales, formando un dúo dinámico en la política boliviana.
Ante la crisis política de 2019 y un frustrado intento de salir reelegido después de 14 años de mandato, Morales renunció y se fue al exilio a México y Argentina, lo que marcó un punto de inflexión: en las elecciones de 2020, Arce fue elegido como el candidato del MAS para la presidencia, contando con el respaldo de Morales.
“Hasta el año 2019, en el MAS era indiscutible el liderazgo de Evo Morales”, opina María Teresa Zegada, politóloga de la universidades Católica y San Simón para AFP.
Arce ganó las elecciones, regresando al MAS al poder y aparentemente consolidando la alianza. Sin embargo, con el tiempo, las diferencias entre ambos líderes políticos comenzaron a emerger.
Morales, ahora líder del MAS desde su exilio y luego de su retorno, mantenía una fuerte influencia en el partido. Arce, por otro lado, enfrentaba la responsabilidad de gobernar un país dividido y en crisis, lo que requería tomar decisiones que no siempre alineaban con las expectativas de Morales.
Las tensiones entre Morales y Arce se hicieron evidentes en la gestión gubernamental y en la administración del partido. Morales criticó públicamente algunas de las decisiones de Arce, acusándolo de alejarse de los principios del MAS.
Arce, en respuesta, defendió su enfoque y la necesidad de adaptarse a las circunstancias actuales, lo que implicaba tomar medidas que Morales consideraba concesiones inaceptables.
Este desencuentro culminó en una serie de declaraciones y acciones que evidenciaron la fractura. Morales, acostumbrado a ser la figura central y guía del MAS, se encontró en una posición de desafío frente a un presidente que buscaba establecer su propio liderazgo y visión.
El propio exmandatario apunta la analista para AFP, veía a Arce como un “reemplazo temporal, nunca lo vio como un líder que podría disputarle el poder”. Incluso en entrevistas lo seguía tratando como “su ministro y subordinado”.
Pero Arce, que recibió el 55% de los votos, se ha consolidado dentro del MAS como un dirigente tecnócrata menos ideologizado y más autoritario que Morales, coinciden los expertos.
Carlos Borth, profesor en derecho constitucional, resume la división del oficialismo como “la pelea desnuda por lograr la nominación oficial para las elecciones de 2025”.
Los desencuentros entre ambos líderes
Uno de los primeros desacuerdos notables entre Arce y Morales fue el manejo de la economía. Arce, como economista, propuso medidas para recuperar la economía tras la pandemia y el fin del ciclo del gas, lo que incluía abrogar los decretos económicos de Jeanine Áñez, que Morales apoyaba, debido a que favorecían una mayor liberalización de las exportaciones agroindustriales.
Otro punto de discordia fue la administración de los casos de corrupción y la influencia política. Morales criticó públicamente a algunos de los ministros de Arce, acusándolos de corrupción, y esto escaló a un punto donde Arce tuvo que defender a su gobierno y a sus ministros de estos ataques.
Además, Morales denunció que el bufete del ministro Iván Lima defendía a una empresa que estaba en juicio con el Estado, lo que llevó a Lima a iniciar un juicio por difamación contra Morales. Esta acción fue vista por Morales como un intento de “guerra sucia” y un acto de divisionismo dentro del MAS.
La situación económica del país también fue un área de conflicto. Arce abogó por una mayor austeridad y la reducción de la deuda externa, mientras que Morales era conocido por su enfoque más expansivo y redistributivo. La gestión de las reservas de gas y la necesidad de nuevos descubrimientos para mantener la economía nacional también fue un tema controvertido, con Arce acusando a las políticas anteriores de falta de inversión y exploración efectiva.
Sus desacuerdos llegaron a un punto crítico con bloqueos de carreteras y manifestaciones impulsadas por sectores leales a Morales; estos eventos resultaron en pérdidas económicas significativas. El gobierno de Arce ha enfrentado estas protestas, denunciando que buscan desestabilizar su gestión y consolidar la candidatura de Morales a cualquier costo.