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    Escalofriante e impactante/ Segunda jornada de confesión de autores de «falsos positivos»:

    Redacción Periódico Hoy es ViernesPor No hay comentarios7 Lectura Mínima

    –En la ultima jornada este miércoles de la audiencia de Reconocimiento de Verdad de los autores de «falsos positivos» ejecutados por miembros del Ejército Nacional, se abordó la modalidad macrocriminal, esto es, el asesinato de jóvenes de otras regiones que fueron engañados para ser trasladados a la región del Catatumbo y ser presentados falsamente como guerrilleros muertos en combate.

    Esta audiencia de reconocimiento es presidida por el magistrado Alejandro Ramelli, la magistrada Catalina Díaz y los magistrados Óscar Parra, Alejandro Ramelli y Roberto Vidal.

    Antes de dar inicio a la Audiencia de Reconocimiento, en el auditorio Jorge Pacheco Quintero, de la Universidad Francisco de Paula Santander, de Ocaña, los asistentes guardan un minuto de silencio en honor a las víctimas.

    El primer compareciente que este 27 de abril reconoció responsabilidad ante la JEP, el sargento segundo (r) Sandro Pérez, de inteligencia del BISAN, se declaró autor de la ejecución de los jóvenes reclutados en el municipio de Soacha, Cundinamarca.

    “Por la presión que existía, yo hago una oferta criminal y tomo contactos con personas que vivían en Bogotá. En ese momento no sabía que existía Soacha. Con estos civiles (…) logramos que este patrón criminal planeara como llegarían estos jóvenes a Ocaña”, dijo Pérez.

    También como lo declararon el día anterior sus colegas en el banquillo de los acusados, la presión por resultados lo llevó a cometer los crímenes.

    “En los programas radiales sentía cómo la presión venía de un comandante de división. Siempre se reflejaba en la búsqueda de resultados operacionales: Muertos en combate”, indicó.

    Y luego precisó: “Quiero limpiar el buen nombre de los jóvenes Joaquín Castro Vélez, de Julián Oviedo Monroy, un hijo inocente; de Víctor Fernando Gómez, de Diego Alberto Tamayo, de Jaime Estiven Valencia, de Julio César Mejía, de Diego Armando Marín Giraldo, de Daniel Alexander Martínez…». eran víctimas inocentes asesinadas sin justa razón.

    “Planeé cómo se debían entregar (las víctimas) a los militares que iban a accionar sus armas. Planeé como se debían comprar los pasajes. Planeé y entregué armas (…), eran jóvenes inocentes con sueños, que eran amados y fueran asesinados, reportados muertos en combate”.

    «Mi falta de temor a Dios, mi falta de amor y respeto por la vida humana, por la dignidad humana, me llevó a terminar convirtiéndome en un asesino, en un monstruo para la sociedad. Represento para algunos de ustedes una máquina de muerte”: sargento segundo (r) Sandro Pérez.

    En ese momento Sandro Pérez se detuvo para dirigirse a la señora Flor Hernández, quien en un encuentro privado en Bogotá le entregó una flor en memoria de su hijo Elkin Verano.

    Mostrando una flor dijo: «Usted me dijo esa vez que esta flor representa a su hijo y aquí la tengo».

    Y agregó: «Puede que esta flor no valga mucho para quienes nos están viendo, pero para usted, señora Flor, yo entendí que aquí está reflejado su dolor y la responsabilidad que yo tengo por quitarle la vida a su hijo».

    También declaró: “Dejé hijos huérfanos por mi culpa. Por mi responsabilidad, porque yo planeé, yo ejecuté. Muchos de ustedes están pasando necesidad por mi responsabilidad. Por mis actos ustedes están sufriendo de muchas maneras. No soy digno de recibir su perdón”.

    “Fueron combates ilegítimos. Asesinatos a sangre fría. En ese planeamiento que hice y soy responsable, realicé documentación falsa para darle credibilidad a este hecho. Les robé la identidad a sus seres queridos”, afirmó Pérez.

    “No tengo excusas ni cómo reparar el asesinato de sus seres queridos. Jamás en la vida podré quitar ese dolor. Jamás en la vida se me quitará la vergüenza de haber cometido esos actos inhumanos”.

    «Mi falta de temor a Dios, mi falta de amor y respeto por la vida humana, por la dignidad humana, me llevó a terminar convirtiéndome en un asesino, en un monstruo para la sociedad. Represento para algunos de ustedes una máquina de muerte”, puntualizó el sargento segundo Sandro Pérez.

    Carmenza Gómez fue la primera madre que tomó la palabra en la Audiencia de Reconocimiento en Ocaña.
    “Somos la voz de aquellos que no pueden hablar”, expresó al iniciar su intervención esta mujer que perdió su primer hijo el 23 de agosto de 2008.

    “Les digo que, por favor, ellos tienen hijos e hijas. Que se pongan la mano en el corazón y nos digan sinceramente la verdad y no se echen al agua solos. ¿Quién dio la orden así haya sido el que haya sido? No solamente ustedes”, preguntó Carmenza Gómez.

    A continuación dio su testimonio la señora Idalí Garcerá. «Llevo 14 años luchando por la verdad para saber de mi hijo y otros jóvenes. Mi hijo desapareció en Soacha el 23 de agosto de 2008. He luchado solita, pero mi familia no me abandona, diariamente está pendiente de mí».

    Anderson Rodríguez, la tercera víctima en intervenir en la audiencia, afirmó: «Hoy vengo en representación de todas las víctimas, específicamente de mi hermano».

    Y se refirió a Raúl Carvajal, quien , dijo, murió esperando verdad y justicia.

    “Su hijo era, igual que ustedes, un militar. Ustedes lo mataron porque no quiso participar en ese grupo de asesinos», precisó Rodríguez.

    A continuación habló Alexander Carretero Díaz, quien se declaró “culpable” de haber trasladado “personas de Soacha, Gamarra, Aguachica y Bucaramanga para entregárselas al Ejército para que las asesinaran”.

    Concretamente, Carretero Díaz se refirió al primer caso, el de Pedro Gámez, un joven de Soacha, Cundinamarca.

    “A principio de 2008 me hace la propuesta quesi puedo ir a Ocaña a llevarle muchachos a (el soldado) Dairo Palomino. Yo le dije que sí. En la tarde me llevó el muchacho al terminal de Bogotá”, agregó.

    “Un muchacho inocente. Lo montamos al bus que iba vacío. No hablamos en el camino nada”, dijo Alexander Carretero.
    Añadió que en Ocaña estaba Dairo Palomino esperando en una moto blanca. “Nos bajamos y él se fue con Fair Leonardo en la moto”, citando a un sujeto que colaboró con el Ejército.

    En ese punto les dijo a las víctimas: “No les puedo regresar a sus hijos, pero sí les puedo colaborar con la verdad” y agregó “era mejor que me hubieran matado y no haber hechos estos crímenes que les hice a ustedes, crímenes de guerra y de lesa humanidad”.

    Carretero concluyó: «Usted, señora Sandra (…), ayer me preguntó si tenía dinero, ese dinero es el peor dinero de mi vida, maldito. Me destrozó a mi familia, me destrozó a mí. Hoy en día no soy nada, hoy en día me muero de la vergüenza de haberle causado tanto daño».

    Enseguida se produjo la intervención de las víctimas de los «falsos positivos».

    Zoraida Muñoz es madre comunitaria y ha sido una lideresa dedicada al bienestar de su comunidad. Durante los últimos 14 años ha trabajado de forma incansable por la verdad y la justicia en el caso de su hijo Yonny Soto Muñoz.

    “Quiero que el nombre de mi hijo quede limpio. Mi hijo no era ningún guerrillero. No era eso que dijeron por lo que lo mataron, era un joven sano. Hacía cinco meses había salido del Ejército y lo cogieron para matarlo, para vendérselo al Ejército”, empezó diciendo Zoraida Muñoz.

    En seguida, la palabra la tomó Flor Hernández quien ha trabajado toda su vida desde la economía informal para sacar adelante a su familia. Desde 2008 ha buscado de forma incansable la verdad, la justicia y la dignificación del buen nombre de su hijo Elkin Gustavo Verano Hernández.

    “Con respeto les digo que entreguen las cabezas principales”, les insistió. “Así como fueron capaces y se vistieron de valor para llevarse a mi hijo (…), tengan la misma capacidad de enfrentar la realidad. Ustedes mancillaron a todo el país”, dijo Flor Hernández.

     

     

     

     

     

     

     

     

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