Bogotá, Colombia – A dos años de que Gustavo Petro asumiera la presidencia de Colombia con la promesa de llevar la paz a todos los rincones del país, el proceso con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) sigue siendo un tema complicado. Aunque en 2022 se reanudaron oficialmente los diálogos de paz, las negociaciones con este grupo guerrillero no parecen estar cerca de una solución definitiva.
El presidente Petro, quien al inicio de su mandato expresó su intención de acabar con el ELN en los primeros tres meses de su gobierno, ha mostrado su frustración al respecto. En su cuenta de X (anteriormente Twitter), escribió: «La verdad, no creo que haya un próximo gobierno que haga la paz con el ELN. La historia es un flujo permanente y no se repite». Además, resaltó que los miembros del ELN deben decidir entre seguir el camino de la reconciliación, inspirado por el legado del padre Camilo Torres Restrepo, o continuar con la lucha armada, similar a la figura de Pablo Escobar.
¿Qué pasó con las negociaciones?
El pasado 9 de noviembre, Israel Ramírez, alias Pablo Beltrán, jefe negociador del ELN, publicó un video en el que reafirmó la disposición de su grupo para continuar las negociaciones. Sin embargo, dejó en claro que su objetivo es avanzar lo máximo posible hasta 2026, año en el que concluirá el mandato de Petro, y dejar el proceso lo suficientemente avanzado como para que el próximo gobierno pueda tomar la posta. Esta declaración refuerza la idea de que el ELN está interesado en extender las negociaciones más allá del mandato actual, algo que choca directamente con las expectativas iniciales de la administración Petro.
Mientras tanto, el presidente Petro también ha señalado que no negociará «con un fusil en la mano», dejando claro que las conversaciones solo se desarrollarán dentro de un marco de desescalamiento del conflicto y no bajo la presión de la violencia. Esta postura ha generado tensiones, especialmente con los sectores que esperaban un acuerdo rápido.
Retos y críticas
El proceso de paz con el ELN no es nuevo. Desde 2017, durante el gobierno de Juan Manuel Santos, comenzaron los primeros intentos de diálogo con este grupo armado. Sin embargo, los avances fueron truncos, especialmente después de los atentados y la interrupción de los diálogos. Bajo el gobierno de Iván Duque, los diálogos se congelaron por completo.
Ahora, con la administración de Petro, el proceso parece estar en un punto muerto, lo que ha generado críticas tanto de la oposición como de algunos sectores del propio gobierno. El alto comisionado para la paz, Otty Patiño, advirtió que si la implementación de los acuerdos no comienza en 2025, el proceso será considerado un fracaso. «Este proceso tiene tres componentes fundamentales: la transición a la vida civil, la transformación territorial y el desescalamiento del conflicto», afirmó Patiño.
La incertidumbre del futuro
Lo cierto es que la firma de un acuerdo de paz definitivo con el ELN bajo el mandato de Petro parece cada vez más incierta. Las negociaciones siguen estancadas y las expectativas de un avance significativo durante su gobierno se diluyen. Mientras tanto, el grupo guerrillero busca extender la mesa de diálogo, esperando que el próximo gobierno se haga cargo de los acuerdos pendientes.
A medida que se acerca el final de su mandato, el presidente Petro enfrentará la presión de cumplir con una de sus promesas más importantes: lograr la paz con el ELN. Sin embargo, la posibilidad de que esta firma se produzca antes de que termine su gobierno parece cada vez más remota.