El aterrizaje no autorizado de una aeronave venezolana en el Aeropuerto Internacional Camilo Daza de Cúcuta ha levantado serias interrogantes tras revelarse que entre sus ocupantes se encontraban dos militares armados. Este incidente ocurrió en la mañana del día de ayer, cuando el vuelo 9061 de la aerolínea Clic Air se encontraba en la pista, listo para despegar rumbo a Bucaramanga.
Mientras el avión colombiano aguardaba la autorización de la torre de control, un Cessna de matrícula venezolana YV3226 hizo una aproximación inesperada, alegando una situación de emergencia. La aeronave se posicionó al final de la pista 1-6, lo que obligó a las autoridades aeronáuticas a investigar rápidamente el suceso, generando una inquietante espera para los pasajeros del vuelo de Clic Air.
Dentro del Cessna viajaban cinco personas: tres miembros de la tripulación y dos pasajeros, que resultaron ser oficiales de la Guardia Nacional y del Ejército Bolivariano, portando armamento. Los policías que respondieron al incidente enfrentaron una difícil decisión sobre si debían incautar las armas, ya que los salvoconductos presentados no autorizaban la tenencia de armamento en territorio colombiano.
La Posición de la Aeronáutica Civil
La Aeronáutica Civil de Colombia emitió un comunicado en el que aclara que la aeronave venezolana contaba con la debida autorización de las autoridades aeronáuticas colombianas para aterrizar, permitiendo así que continuara su viaje hacia su destino original. La entidad se basó en el Convenio de Chicago, que establece que las aeronaves en situación de emergencia pueden realizar escalas técnicas en otros países y recibir asistencia.
Sergio París, director de la Aeronáutica, indicó que el incidente fue consecuencia de un “presunto error de navegación”. Reiteró que la aeronave no había ingresado sin permiso a territorio colombiano y que el aterrizaje se debió a una situación de peligro.
Reacciones y Consecuencias
La Embajada de Venezuela en Bogotá se puso en contacto con la Cancillería colombiana para confirmar las identidades de los ocupantes del avión. Sin embargo, el hecho ha generado preocupación y especulaciones sobre las intenciones de los militares armados y la seguridad en la región fronteriza.
Las autoridades continúan evaluando el incidente, mientras se cuestiona la seguridad de los procedimientos y la coordinación entre las aeronáuticas de ambos países. Este episodio pone de relieve la complejidad de las relaciones bilaterales y los desafíos en la vigilancia del espacio aéreo en una zona marcada por tensiones políticas.
Los interrogantes
Tras la partida del Cessna, no quedó claro cuál era el objetivo del vuelo ni la razón para el presunto despiste. ¿Fallaron los aparatos de geolocalización o se trató de un error humano de su piloto? ¿Era un vuelo de carácter privado o una misión militar?
También quedaron dudas sobre la actuación de las autoridades colombianas. ¿Ningún radar detectó la incursión del aparato en el cielo de Norte de Santander? ¿Por qué, si se trataba de un vuelo no autorizado, no fue interceptado por la Fuerza Aérea?
La oposición no desperdició el momento y el exvicepresidente (2002-10) Francisco Santos trinó: “Alguien necesita alguna prueba más de la relación de @petrogustavo con la dictadura de @NicolasMaduro. Queda clara esa relación (sic)”.