Uno de los puntos que ha marcado la relación entre Estados Unidos y Colombia es la lucha contra el narcotráfico, la cual está dando un giro desde que el presidente Gustavo Petro asumió hace dos meses el poder y con el visto bueno de Joe Biden, el jefe de la Casa Blanca en Washington.

Esto quedó explícito tras las dos horas largas de reunión que sostuvieron este lunes en Bogotá el presidente Petro y el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, el funcionario de más alto nivel de la diplomacia estadunidense que, en un gesto de respaldo, fue enviado a la Casa de Nariño para conocer de primera mano las propuestas del Jefe de Estado colombiano.

Según la declaración conjunta que dieron Blinken y Petro, cada uno por parte –pero ambos desde la Casa de Nariño–, es que hay voluntad binacional de ajustar asuntos sensibles como la extradición de capos que negocien un acogimiento en Colombia en el marco de la llamada paz total.

“Este proceso continúa, depende de las decisiones de dos naciones sobrenadas y respetamos plenamente las decisiones soberanas del gobierno colombiano”, fue el mensaje de Blinken. Y Petro aprovechó para hacer públicos los ejes del reenfoque que le propuso a la Casa Blanca y que comienza a tener respaldo, o al menos intención de ser analizado.

En efecto, el mandatario aseguró que su intención es que el capo que negocie su acogimiento en medio de la paz total, y que además se comprometa con la no repetición y la entrega de sus fortunas, tiene que quedarse en el país así haya sido pedido en extradición por Estados Unidos.

Pero, explicó, todo bajo la condición de que si recae en la ilegalidad sea de inmediato capturado y extraditado con una condición aún más severa. Petro dijo que, en estos casos, lo que debe hacer Washington es imponerle en su territorio las penas más duras por haber violado los acuerdos de acogimiento.

“Eso depende de una ley, porque no depende de la voluntad política de un gobierno. Narcotraficante que no esté en ningún tipo de acogimiento se sigue extraditando. Yo ya he firmado como 80 extradiciones”, puntualizó el Jefe de Estado colombiano.

En este sentido, se confirmó que las dos naciones analizan reenfoques en la lucha contra las drogas con el fin de perseguir a los grandes capos, tanto en Colombia como en el extranjero, y dejar de criminalizar a los campesinos que tienen alguna relación con cultivos de uso ilícito.

De hecho, Petro advirtió que la erradicación forzosa –pero sin glifosato porque eso está prohibido en el país– se sigue aplicando en los cultivos de capacidad industrial, ubicados en zonas como Tibú (Norte de Santander) y Tumaco (Nariño).

Incluso, adelantó que habrá una reforma de la justicia con enfoque restaurativo en la que, entre otras cosas, se aplicará la reparación ambiental para recuperar grandes zonas de tierras.

“Hablamos de aumentar la capacidad de inteligencia para capturar a los dueños del narcotráfico en el país, que habitan en Bogotá, en Medellín, en Cali, en Miami, posiblemente en Nueva York, y que no están en la selva amazónica ni del lado del campesino”, enfatizó Petro, quien añadió que algunos de ellos “quizás han estado en estos salones del Palacio de Nariño como han estado en el conjunto del poder político de Colombia, y quizás hoy en otros poderes políticos fuera de Colombia”.

El respaldo tácito de Blinken al reenfoque de la lucha contra las drogas, que desde Estados Unidos se dice ahora es abordado con una modalidad holística, estuvo en la reafirmación del poder de la relación binacional en todos los niveles.

“En el Congreso de Estados Unidos la colaboración con Colombia es una prioridad con apoyo sostenido y bipartidista. Eso es por nuestros valores compartidos, como la democracia y el respeto de los derechos humanos”, advirtió Blinken. Y advirtió: “Nosotros respaldamos vivamente el enfoque holístico que está adoptando el presidente Petro a través de justicia, desarrollo, protección ambiental, reducción de la oferta, de la demanda”.

Tanto Petro como Blinken ratificaron que los dos países tienen puntos de vista muy similares para el trabajo conjunto, en especial ahora que Rusia y China ha querido aumentar su presencia en la región y que Washington no quiere perder su protagonismo, pero se evidencian diferencias en algunos temas como el trato que se le da a Cuba y Venezuela.

La Casa Blanca considera que aún es pronto para dejar de perseguir las dictaduras de Cuba y Venezuela, en especial por la falta de democracia en ambos territorios, pero la Casa de Nariño objeta que eso debería mirarse de una forma muy puntual sobre cada caso y teniendo en cuenta factores puntuales que se pueden replantear. “Ambos estamos pensando en enfoques integrales”, puntualizó Blinken.

 

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Redacción Periódico Hoy es Viernes

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