El ingeniero Rodolfo Hernández, quien perdió en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, se lanzó por firmas con su movimiento la Liga de Gobernantes Anticorrupción. Sin embargo, su esposa, Socorro Oliveros, dio luces del giro político que podría dar el partidismo que más de diez millones de votantes apoyaron en las urnas.
En un trino, Oliveros, encargada de administrar la plata de la campaña, resaltó que la aspiración fue “limpia, de gente buena y de luz”.
Por lo tanto, dijo que tienen ahora una obligación de constituirse como partido político: “Necesitamos construir juntos la nueva línea política que necesitamos. Trabajar unidos nos hace más fuertes”.
Mientras tanto, la especulaciones sobre el futuro de Rodolfo Hernández apuntan a distintos frentes. Se ha dicho que tiene interés en llegar a la Gobernación de Santander, pero también tiene reservada una curul en el Senado, por haber quedado de segundo en las elecciones contra Gustavo Petro.
Sin embargo, antes de ambas cosas tendrá que enfrentar el proceso por presunta corrupción que está cursando ante la justicia por el escándalo de basuras de Vitalogic, cuando era alcalde de Bucaramanga. Él dice que es inocente.
El juicio está citado para el 21 de julio y será definitivo para el siguiente paso que dé el santandereano, pues saltar al Congreso lo dejaría en manos de la Corte Suprema de Justicia, en vez de la Fiscalía, si decide no tomar el escaño.
De sus 71 años de vida —que ha compartido con ocho hermanos—, 50 los ha pasado casada con el ingeniero y exalcalde de Bucaramanga. Sin embargo, la mayoría de ese tiempo ha permanecido alejada de la opinión pública por decisión propia, dicen tres personas que la conocen de cerca.
Es diseñadora de interiores y gerencia la empresa familiar, la constructora HG. Es justamente por eso que, dicen, no se dejó ver ni una sola vez en la Alcaldía de Bucaramanga cuando Hernández ejercía su mandato.
PUBLICIDAD
Sus pocas apariciones en la vida política del candidato también se explican por una entrevista que le dio al periodista santandereano Óscar Lizcano en 2016, cuando admitió que le agradaba el título de ama de casa y de “esposa del alcalde”, más allá del de primera dama.
Aun así, el hermetismo que la rodea y su renuencia a dar entrevistas tiene que ver con que poco le gusta la política. Incluso, este medio la buscó pero el equipo de prensa dijo que no tenía agenda. Es cautelosa y prefiere no mostrarse demasiado.
De hecho, le pareció una locura de parte de su esposo querer ser alcalde de la capital de Santander y creía que era suficiente con haberlo visto en el rol de concejal en 1991, aunque jamás se posesionó y renunció un año después.
No obstante, ha guardado silencio frente al motivo por el cual Hernández se alejó de su puesto de alcalde tres meses antes de que terminara el periodo constitucional en 2019, después de una suspensión de la Procuraduría.
Esto se dio en medio del escándalo de las basuras de Vitalogic, que dejó a su esposo —imputado por interés indebido en la celebración de contratos— y a su hijo Luis Carlos Hernández salpicado. Supuestamente, hicieron lobby a favor de dicha firma para ganarse un jugoso contrato, a cambio de una comisión de éxito de 1,5 millones de dólares, aparentemente pactada por Luis Carlos. Hasta el momento, Rodolfo Hernández se ha declarado inocente.
El tamaño del entramado es tal, que hasta habría ensuciado a Socorro. A pesar de definirse como una persona sencilla y que no gusta de grandes cosas, el medio Cuestión Pública encontró que compró dos propiedades en Estados Unidos —entre 2016 y 2017—, justo cuando se estaba cocinando el escándalo.
SU ROL DE MADRE
Los hijos y nietos de Socorro Olivares son su adoración. Cuando conoció a Rodolfo Hernández en Piedecuesta, Santander, tenía menos de 20 años, pero no tardaron mucho en buscar ser papás.
Como no podían tener hijos, adoptaron dos: una mujer, Juliana, y Mauricio.
Posteriormente logró quedar en embarazo y dio a luz a dos hombres, Luis Carlos, con quien tiene una relación muy cercana, y Rodolfo José.
Además, tiene dos nietos, Ana Sofía y Rodolfo José, a quienes adora profundamente.
Sin embargo, se cuestiona si quisiera tener más, ya que siente que el mundo de hoy es cruel y que podrían llegar a sufrir demasiado.
EVITA VIDA PÚBLICA
No le gusta ser activa en política y no tiene ningún interés en figurar.
De hecho, prefirió que la vieran como una ama de casa y esposa del ingeniero que tener un rol importante en su gestión, cuando era alcalde de Bucaramanga.
Y si ahora llegase a la Presidencia, le gustaría trabajar por las mujeres del país, pero no aparecerse por Bogotá. Si su esposo ganara las elecciones, les ha dicho a personas cercanas, le gustaría quedarse en Bucaramanga.
Rara vez se la ve en medios de comunicación, pues evita a la prensa y son pocas las fotos suyas que hay en redes sociales y medios de comunicación.
SUS INTERESES
Es católica y casi a diario reza el rosario, es una de las cosas que mantiene como rutina, así como caminar.
En vez de arreglarse mucho, prefiere pasar tiempo en ropa deportiva para dar largas caminatas y por eso disfruta ir a su finca de Piedecuesta los fines de semana. Sin embargo, todavía sufre dolores por un accidente que tuvo en 2020, cuando un carro la embistió y le fracturó varios huesos.
No le gusta cocinar, aunque disfruta mucho de la comida italiana, sobre todo la pasta. También le encanta ver televisión –novelas y series– en su tiempo libre, cuando no está dedicada a la empresa HG, que está ubicada muy cerca de donde vive actualmente, en Bucaramanga.