El Aguardiente Amarillo de Manzanares, es una de las bebidas alcohólicas más icónicas que hay en Colombia no solo por ser considerado uno de los licores de este tipo más antiguo producido en el territorio nacional, sino por su inconfundible color y sabor característico.
La historia de este producto insignia de la Industria Licorera de Caldas (ILC) se remonta a 1885 con Don Camilo Jiménez. La primera persona que se atrevió en fabricar este tipo de bebidas para la venta.
Jiménez era un campesino del municipio de Manzanares (Caldas) que se dio a conocer por vender tan llamativo licor, el que solía distribuir en las principales calles de la localidad y en las poblaciones aledañas a través de barriles que eran transportados por una mula.
La receta de este producto combina la caña gorobeta, el anís sembrado en el cerro Guadalupe y el agua pura del nacimiento del Río Santo Domingo, para darle un sabor fresco y aromático. Motivo que llevó a considerar a Jiménez como “el pionero de los aguardientes”.
Detrás de su inigualable color amarillo también hay una explicación. Al producirse de manera artesanal, la bebida no alcanzaba un 100% de pureza a lo largo del proceso, por lo que no quedaba totalmente transparente.
La receta y la marca Aguardiente de Manzanares creció tanto que fue comprada por la Industria Licorera de Caldas en 1905. Desde entonces, la compañía mantiene y sostiene cada uno de los aspectos que hacen autentico a este licor que los caldenses suelen asociar con el tono de los rayos del sol y que desde siempre lo han distinguido de muchos otros aguardientes.
A lo largo de su historia la ILC ha repetido en varias oportunidades que el relato que hay detrás de este producto no es un invento, sino que es precisamente esa memoria lo que lo hace único y especial.
“Es un aguardiente de origen, con una historia muy bonita que queremos resaltar. Todos estos años la Industria Licorera de Caldas ha conservado su fórmula y sus características como el color, el sabor a caña gorobeta y el anís sembrado en el cerro Guadalupe, ubicado en este municipio caldense, configurando un producto de excelente calidad y presentación”, afirmó en su momento Mauricio Vélez Maldonado, gerente de Mercadeo y Ventas de la ILC.
Cambio en la imagen del Aguardiente Amarillo
La imagen del Aguardiente Amarillo de Mazanares se modificó en 2021. La botella en la que se distribuía normalmente cambió, con el fin de darle “un aire sofisticado”, mientras conservaba la esencia y origen del pueblo donde nació.
“Queremos que Aguardiente Amarillo empiece a conversar con las juventudes, que lo sientan propio, que se den cuenta que tiene historia y mística. En este momento los productos de origen están marcando la pauta y si hay un aguardiente que tenga muchas cosas interesantes que contarles a los consumidores en ese aspecto, es el Aguardiente Amarillo de Manzanares”, explicó en su momento Enrique Gómez Ramírez, jefe de Mercadeo de la ILC.
Así como Carmenza Posada, jefe de la oficina de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Industria Licorera de Caldas, indicó en entrevista con la Revista Semana para esa fecha, que con el nuevo diseño la empresa buscó traer a colación la imagen del Manzanares en el que nació la bebida que sigue siendo una de las preferidas, no solo en Caldas sino en otras partes del país.
Posada explicó para el medio citado, que se trataba de “una botella luxury, es una botella sofisticada, no es genérica, tiene una base gruesa, es vidrio de alta calidad. La botella no tiene una etiqueta, sino que es estampada en el vidrio directamente. A nivel conceptual es una reminiscencia del pueblo de Manzanares, es un grabado del pueblo original”, dijo.