La escena fue así: justo antes de salir rumbo a Cuba para el cierre del tercer ciclo de diálogos entre el Gobierno y el ELN, el presidente Gustavo Petro se reunió con la ministra de Educación, Aurora Vergara, y los funcionarios de ese sector para hablarles de la reforma a la Ley 30.
El mensaje del mandatario fue que necesita a los funcionarios más comprometidos con ese articulado para que no pase lo mismo de las otras tres reformas que están varadas en el Congreso. En esa conversación Petro le dijo a Vergara que, si eso no ocurría, hablarían de renuncias.
Entonces, comenzó a filtrarse que Vergara sería la próxima en salir del Gobierno junto con una treintena de funcionarios en la que iba a estar el director del Icetex, Mauricio Toro. Ante el bullicio, Petro y Vergara se volvieron a citar y se acordó que no se irá de la cartera, pero que debe ponerle el acelerador a la reforma.
Vergara apenas lleva tres meses exactos a cargo de esa cartera a la que le cayó una tarea titánica para el próximo semestre: presentar la reforma a la educación que cambiará la Ley 30.
El jalón de orejas para su despacho se conoció justo 24 horas después de que el presidente anunciara que su próxima prioridad legislativa será presentar la prometida reforma a la educación que venía sonando desde que llegó a Palacio, pero que había dejado para este año para no congestionar la agenda del Congreso.
Incluso el regaño sucedió horas después de que el mandatario lanzara un duro mensaje a su equipo durante las marchas del 7 de junio: “Todo ministro y ministra debe obedecer el mandato popular. Ministro o ministra que no haga caso, se va. Ese es el cumplimiento del programa de Gobierno. Ustedes lo vigilarán”. ¿Vergara estaba desobedeciendo las órdenes de Petro?
En estos escasos diez meses que lleva el “Gobierno del cambio” ese despacho ha tenido dos ministros, Vergara y el exministro Alejandro Gaviria, quien salió en el primer remezón ministerial, en febrero, después de que se filtrara una carta que él había presentado con sus reparos a la reforma a la salud, y en un revolcón de Palacio que también sacó a las entonces ministras Patricia Ariza (Cultura) y María Isabel Urrutia (Deporte).
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La ficha de Francia tambaleó
Vergara fue el reemplazo de Gaviria. La socióloga de 36 años llegó al Gobierno como una cuota de Soy Porque Somos, el movimiento de la vicepresidenta, Francia Márquez, que está pidiendo pista para ser partido político.
Caleña y egresada de universidad pública, la Del Valle, estuvo desde el primer momento de la administración Petro a cargo de esos temas como delegada del empalme con el del Gobierno anterior, el de Iván Duque. Al final el ministro terminó siendo Gaviria y a ella le entregaron el Viceministerio de Educación Superior, en el que recaen buena parte de los problemas del sector: los estudiantes están pidiendo gratuidad y más cobertura, pero la plata no alcanza.
Vergara es una académica de carrera que se encontró con Francia en los caminos del liderazgo social. Pese a que la arquitectura institucional del Gobierno tiene 18 ministerios, la vicepresidenta solo ha tenido personas directamente cercanas a ella en esa cartera de Educación y en la de Minas y Energía, con Irene Vélez.
La principal misión que le había asignado Petro a la ministra era la redacción de la reforma a la Ley 30, la reforma a la educación que se estuvo contemplando desde febrero de este año en la ambiciosa lista de prioridades legislativas del Gobierno, pero que pasó a segundo plano con la imposibilidad que ha tenido para tramitar los articulados a la salud, laboral y pensional.
Puja con partidos por cargos.
El otro nombre que quedó tambaleando en este posible remezón es el de Mauricio Toro. El excongresista paisa de 39 años milita en la Alianza Verde, que es bancada de Gobierno, pero que ha presentado reparos a la agenda de Petro al punto que esta semana publicó un comunicado pidiendo “rodear las instituciones”.
Toro tendría un pie fuera del Icetex justo después de que una de las mayores exponentes de ese partido, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, estuviera lanzando pullas a Petro por la seguridad, el Metro la capital y otros temas. Al cierre de esta edición el funcionario aclaró que no había sido notificado de su posible salida.
La Casa de Nariño informó, además, que se hará un movimiento en la cabeza del Fondo Nacional del Ahorro (FNA). El director de esa entidad, el liberal Gilberto Rondón, fue notificado que tiene 24 horas para presentar su carta de renuncia o, de lo contrario, podría ser declarado insubsistente por el Presidente.
Lo que se sabe es que el FNA se estaba volviendo una especie de fortín del Partido Liberal, con la búsqueda de hojas de vida y la firma de contratos de personas recomendadas por esa colectividad a cambio, supuestamente, de potenciar las polémicas reformas.
Fuentes conocedoras del movimiento que golpea al partido de César Gaviria indicaron que Rondón habría pedido un espacio de interlocución con Petro antes de tomar una decisión en torno a si presenta o no su misiva de dimisión, pero desde Palacio le informaron que el mandatario no contaba con ese espacio porque se alistaba para viajar a Cuba al cierre del ciclo de negociación con el ELN.
Una vez se concreten esas salidas, el Gobierno habrá consolidado su cuarto revolcón en diez meses: el de febrero que sacó a tres ministros, el de abril que dejó sin puesto a cinco, la salida de Laura Sarabia y Armando Benedetti de mayo y ahora este movimiento sectorial a la educación.