Mucho se ha hablado de la visita del presidente Gustavo Petro, su esposa, la primera dama Verónica Alcocer, y su comitiva a España. Pero no solo se discute su trabajo diplomático, sino una serie de detalles que la gente no ha dejado pasar desapercibidos.
Desde el baile de la primera dama, el abandono de los parlamentarios de ultraderecha del partido Vox en la Cámara de los Diputados cuando Petro se disponía a hablar, hasta los tenis de la ministra de Minas, Irene Vélez, han sido tema de conversación.
Y el último episodio del que la gente opina en redes sociales tiene como protagonista, otra vez, al mandatario colombiano. Todo por cuenta del traje tipo sastre que utilizó en la cena con los reyes Felipe VI y Leticia en la noche del miércoles en España (tarde en Colombia), rompiendo con el protocolo establecido que pedía a los invitados hombres asistir con uno tipo frac.
Días antes, el jefe de Estado aseguró que no usaría frac porque no se sentía “cómodo” con este, ni tampoco con una corbata –que finalmente sí utilizó–. “Yo nunca me he puesto un frac”, aseguró Petro en una entrevista con W Radio.
Pero más allá de no sentirse bien con el atuendo, el presidente dio una razón más profunda por la cual se negó, desde el comienzo, a usar frac: “Representa y tiene un símbolo tiene que ver con elites, con la antidemocracia, son ideas que tengo en la cabeza”.
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En esa línea, la periodista y asesora en estrategia estética, Patricia Centeno explicó en sus redes sociales que el smoking, chaqué o frac son considerados “símbolos oligárquicos” por los líderes de izquierda, razón por la que nunca los han usado. En contraste, los políticos con esta tendencia prefieren el traje porque, según la experta “tiene un germen revolucionario” con el que se identifican más. Esto explica el por qué Petro y ningún hombre de la comitiva colombiana visitó frac en la cena con los reyes.
Pero esta no es la primera vez que un mandatario rompe el protocolo y no usa frac en una cena con los reyes españoles.
El entonces presidente de Bolivia, Evo Morales, asistió con un traje de alpaca gris y sin corbata a la cena organizada por los padres del actual monarca en 2009. Lo mismo hizo el entonces presidente peruano, Ollanta Humala, en 2015 cuando vistió un traje de chaqueta y corbata para el encuentro con Felipe VI, quien ya había ascendido al trono.
Además de los mandatarios suramericanos, el presidente chino Xi Jinping, en 2018, también sentó precedente al usar una chaqueta de cuello mao para su encuentro con el rey.
El presidente Petro en su discurso habló así:
Traje un texto prescrito. Pero le doy las gracias, su majestad, a todos y a todas las invitadas a esta cena.
Es un encuentro entre América Latina y Europa. Y Concretamente, Colombia y España. Creo que es un buen link, como dicen ahora, para establecer, en mi opinión, un cambio de paradigma.
Fases hemos pasado, a través de los siglos. Unos mejores, otros no tanto, pero hay que examinar la fase actual.
En donde es que los pueblos latinoamericanos en su intensa diversidad –al final, casi toda la sangre del mundo corre por nuestras venas–, por la historia misma, se puede encontrar con la Europa de hoy –que también es una Europa diversa, no es la misma de hace cinco siglos, ha cambiado, ha variado, en mi opinión, para bien, no sé si todos piensan lo mismo–, porque son dos diversidades que se encuentran.
En el fondo, es el mundo el que se encuentra. No solo un mundo de sangre, sino un mundo de ideas en donde tienen que surgir las nuevas visiones de la política.
Al final, La política solo responde a la realidad de los pueblos, si es una buena política.
Si es una mala política se queda como un gueto, anclada, no le sirve a nadie, termina como una especie de piedra, de ancla que no deja que el pensamiento humano fluya y que no deja que las sociedades, también, fluyan.
Sobre todo, para resolver problemas que se vuelven fundamentales, que se vuelven estratégicos, que su solución, prácticamente, se lleva por delante, para bien, las posibilidades de la vida. O para mal, si no las logra, la destrucción de la vida misma en el planeta y de nuestra propia vida.