El entramado criminal que terminó quitándole la vida al fiscal paraguayo Marcelo Pecci, tras un atentado sicarial en Cartagena, por fin se resolvió. La Fiscalía unificó todas las piezas del expediente y este martes logró una condena de 25 años contra dos fichas clave: los hermanos López Hoyos.

Tras las capturas de Ramón Emilio y Andrés Felipe en Rionegro, Antioquia, las pruebas que se presentaron en la audiencia de acusación fueron tan contundentes que no les quedó otra salida que aceptar que fueron los financiadores de los sicarios que mataron al alto funcionario paraguayo.

Según las pesquisas, los hermanos fueron el enlace entre el cerebro del crimen, el capo Fernando Luis Correa, quien recientemente también aceptó cargos y le pidió perdón a la familia.

Los dos sentenciados sostuvieron varias reuniones con otros involucrados en el homicidio para proveerlos de insumos y ultimar detalles. Por eso, al momento de asesinar al fiscal Pecci, los hermanos entregaron una suma aproximada de $1.600 millones para ejecutar la acción criminal en una playa privada de la Isla Barú (Cartagena), el 10 de mayo 2022.

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Las pruebas obtenidas indicaron que, para asistir a los encuentros, utilizaron una camioneta gris, la cual fue encontrada durante los procedimientos de captura realizados por investigadores del CTI y de la Policía Nacional.

Esa camioneta sería de Margareth Chacón, la esposa de Andrés Felipe, a quien se le imputaron los delitos de homicidio agravado, fabricación, tráfico y porte o tenencia de armas de fuego.

Lo cierto es que en esta trama –que se resuelve casi un año después– las confesiones han sido la redención. Si bien inicialmente los hermanos Pérez Hoyos se enfrentaban a una pena de hasta 50 años, tras su confesión, les rebajaron la condena al 50%; por eso, ahora solo tendrán que pagar 25 años de prisión.

Y es que al parecer, en este caso, los unos fueron delatando a los otros. Precisamente, durante la captura del capo Correa, el 3 de junio del año pasado, por ser el reclutador del grupo de personas para cumplir el contrato criminal, este habría entregado declaraciones fundamentales para dar con el paradero de los hermanos. Además, soltó datos clave sobre una pelea casada entre el fiscal Pecci y Miguel Ángel Insfrán, alias Tío Rico, un poderoso narcotraficante que manejaba sus negocios desde el norte colombiano.

Un fiscal de Paraguay que se la tenía montada al patrón y le metió al hermano preso como cuatro años, y que ese fiscal se la tenía montada a la familia (…) Me decían que si matábamos al fiscal quedábamos bien parados con el jefe”, dijo Correa en su declaración.

Desde ese momento, las autoridades comenzaron a buscar al “patrón” de Correa hasta que lograron capturarlo en Río de Janeiro y vincularlo al llamado “Clan Isfrán”, un grupo de narcos paraguayos.

Después de eso, los golpes eran uno tras otro y en este crimen ya han capturado a seis personas más. El pasado 21 de diciembre, Gabriel Carlos Luis Salinas Mendoza, encargado de manejar el “Jet Ski” para movilizar al sicario, fue capturado luego de huir a su país natal, Venezuela. Pero el golpe más grande fue el 3 de junio cuando las autoridades lograron capturar a cinco personas, entre ellas el autor material, Wendre Still Scott Carrillo, de 31 años, también venezolano.

A ellos se sumaron los espías: Marisol Londoño Bedoya y su hijo Cristian Camilo Monsalve. Por último, en el barrio La Aurora, de Medellín, encontraron a Eiverson Adrián Zabaleta Arrieta, el que transportó a los sicarios luego de perpetrar el crimen.

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Redacción Periódico Hoy es Viernes

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