El ambiente económico y político ha puesto a prueba a las empresas del sector energético en Colombia durante el último año. Los gremios hablaron con Forbes sobre los retos para la industria en el 2023. Esto dijeron.
El sector energético no fue inmune a las complejas condiciones que atravesó la economía durante el 2022; las tensiones geopolíticas y una inflación alcista ejercieron presión sobre el tejido empresarial e industrial del país. En el caso de Colombia, el cambio de gobierno fue otro matiz determinante, que también ha incidido en las decisiones de las empresas.
Para Sandra Fonseca, directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Grandes Consumidores de Energía Industriales y Comerciales, Asoenergía, el comportamiento del mercado energético el año pasado “reveló algunas falencias que tenía el sector y exigió señales para que se haga una expansión oportuna para mantener la confiabilidad y competitividad en los precios”, dice.
La coyuntura tarifaria, coinciden las expertas consultadas, fue uno de los mayores desafíos del sector durante el 2022, puesto que los precios sintieron el coletazo de la inflación e incrementaron significativamente, hasta en un 24% (gas natural) y 19% (energía eléctrica) en Colombia.
Aunado a ello, se hizo evidente el desbalance entre la oferta y la demanda de energía en el país, lo que urge a que se desarrollen exitosamente los proyectos de generación de energía. En el año anterior, explica Natalia Gutiérrez, presidenta de Acolgen, el aumento en el endeudamiento por el ajuste de las tasas de interés, las complicaciones logísticas globales, el bloqueo del avance de los proyectos y retrasos fueron algunas de las condiciones que frenaron los proyectos de generación de energía.
“En el corto plazo no se identifican señales de déficit, pero las decisiones no se toman para hoy sino para dentro de 5 años o más y, para no tener problemas en esos momentos, debemos dar las señales adecuadas hoy”, precisa Gutiérrez.
De acuerdo con la Asociación de Energías Renovables Colombia – SER Colombia, equilibrar la oferta es uno de los retos cruciales para el mercado energético del país, ya que el ritmo de crecimiento así lo exige: el consumo ha crecido tres veces más que el incremento en la capacidad de generación. Este desafío resulta urgente en un contexto en el que el mercado teme los efectos del fenómeno del niño, que ha puesto en aprietos al sector por la dependencia del recurso hídrico.
No menos importante han sido, y seguirán siendo, las decisiones normativas por parte del Gobierno nacional. Como afirma Alexandra Hernández, presidenta ejecutiva de SER Colombia, “los mensajes relacionados con la estructura del mercado eléctrico, intervención sobre las tarifas y cambios en materia institucional, por parte del Gobierno nacional, sumado a las adversidades macroeconómicas, introducen incertidumbre sobre las inversiones en este sector”.
En esa línea, concuerdan las ejecutivas, es fundamental que las políticas y propuestas que se desarrollen den señales de tranquilidad y de progresividad en el sector.
“Estos son aspectos claves de corto plazo pero no podemos descuidar los que apuntan al mediano y largo plazo, destacando dos grandes temas: la subasta de expansión del cargo por confiabilidad y la modernización del mercado de energía mayorista (propuesta bajo la resolución CREG 143 de 2021)”, agrega la presidenta de Acolgen.
¿CÓMO ABORDAR ESTOS DESAFÍOS EN EL NUEVO AÑO?
El mercado energético arrastra todavía varios de los retos evidenciados en el 2022, que en el nuevo año continuarán siendo determinantes para su desempeño. De ahí que las expertas apunten la necesidad de que el ajuste del precio sea central en las agendas de las empresas, pero también de otros actores del sector privado y público.
“La mitigación de los precios en las tarifas de energía es el tema central del año, pero bajo este tema se abarcan elementos diversos como el indexador de precios, que es un tema en la agenda, para la conformación de uno que sea apropiado y refleje los costos del sector (que han ido en aumento en los últimos dos años)”, indica Fonseca de Asoenergía.
Han adelantado reuniones con el Gobierno y con los actores del mercado para adelantar estrategias que permitan el desarrollo de los proyectos de generación de energía y atender a los desafíos que enfrenta el sector para brindar el mejor servicio a los usuarios.
“Pero sumado a la visión de mediano y largo plazo vamos más allá y queremos ser proactivos en la agenda de corto plazo, donde hemos expuesto al gobierno nacional propuestas para aliviar la coyuntura tarifaria”, precisa Acolgen.
Por su parte, la líder gremial de Asoenergía insiste en la importancia de avanzar en el desarrollo de la GID (Gestión Integral de la Demanda), como una hoja de ruta que defina los pasos para lograr el balance entre la oferta y la demanda, así como un mejor aprovechamiento de los recursos, en el país.
“Los cambios regulatorios, la sectorial anunciada y el proceso de reformas económicas y sociales planteadas por el nuevo Gobierno del presidente Gustavo Petro se constituyen en temas centrales de nuestra agenda en busca de la eficiencia y sostenibilidad de los energéticos, que afectan las cadenas industriales donde operan nuestros asociados”, añade.
Lo que es claro, resaltan, es que la eficiencia energética y la competitividad del mercado es un asunto de todos, del sector privado y público, para buscar las soluciones más adecuadas a los retos del entorno, así como para que el país siga destacándose como un jugador fuerte en la industria.
TRANSICIÓN HACIA ENERGÍAS LIMPIAS ¿CÓMO AVANZA COLOMBIA?
La sostenibilidad pasó de ser un ‘nice to have’ a convertirse en una obligación para las empresas de todos los sectores económicos. En el mercado energético no es diferente: la exigencia de transitar hacia fuentes de energía renovables es cada vez mayor en el mundo; y en Colombia, el tema es un punto principal en la agenda del Gobierno nacional.
“Quiero resaltar el interés de las empresas por invertir en Colombia en energías renovables, con compromisos firmes, así como los anuncios tanto del Gobierno saliente como del nuevo Gobierno sobre la importancia de impulsar la transición energéticas y este tipo de energías verdes”, manifiesta Alexandra Hernández, presidenta ejecutiva de SER Colombia.
Pese a estos esfuerzos, el gremio reconoce que persiste una brecha entre los objetivos propuestos y la capacidad de cumplirlos. De acuerdo con cifras compartidas por la entidad, de los 1350 MW que se esperaban entrarán en operación por proyectos de energía renovable no convencional, solo se pusieron en marcha 350 MW, lo que representa un 26% del programa de inversión.
Es así que poner el acelerador sobre esta transición se lista como una de las prioridades en las agendas de las empresas. “Tanto para las empresas del sector renovable, como para nosotros como gremio, es prioritario poner en operación los proyectos, articular con el Gobierno nacional, las autoridades regionales y las comunidades para que los trámites y aceptación social de los proyectos les permita su entrada oportuna”, dicen desde SER Colombia.
Para que se logre la transición energética que busca el país, indican, se deben contemplar las múltiples aristas que influyen en el mercado, desde la capacidad instalada, los incentivos para el cambio y el comportamiento de los usuarios.
“La transición en la oferta energética tiene sentido en la media que cambien los hábitos de los consumidores. Igualmente será importante la estabilidad tributaria, señales como el alto incremento en la carga fiscal y los riesgos en materia de competencia que introduce el Plan Nacional de Desarrollo impactan no solo la competitividad del país sino que se traducirán en mayores precios de la energía para los colombianos”, sostiene Hernández.
Natalia Gutiérrez, presidenta de Acolgen, destaca que Colombia ha tenido grandes avances en este plan de transición, y tiene una matriz 80% limpia, y ha mostrado que desde la política pública están dadas las condiciones para el desarrollo de fuentes alternativas de energía como la eólica y la solar, sin impactar a otras fuentes tradicionales.
Por su parte, Sandra Fonseca de Asoenergía concluye que el papel del Gobierno nacional debe ser el de un habilitador de la transición por medio de la norma, garantizando las reglas de juego para todos los actores del mercado y brindando incentivos para dar ese paso. No obstante, algunas de las medidas tomadas por el órgano ejecutivo pueden estar enviando señales equívocas al mercado.
“El país tiene que apostar a fortalecer su portafolio energético, dando prioridad no solo a de energías renovables sino tambien a hidroelectricidad con reservas importantes, gas eficiente y ampliación de la infraestructura, que puedan dar confiabilidad al sistema, de tal manera que las oferta de fuentes de energía puedan acoplarse de manera sostenible. Por otro lado, la demanda necesita señales económicas, fuentes de financiación, apoyo en procesos de incorporación de tecnologias e implementación de innovación”, acota Fonseca.
Con información de Forbes.com.co