Las principales diferencias, en el ‘low cost’ radica en que los clientes pagan por el equipaje que llevarán, la silla, los snacks y demás servicios que deseen agregar a sus paquetes, mientras que en el tradicional se paga un valor por todos los servicios.
Por su parte, desde Easyfly consideran que los paquetes completos siguen siendo apetecidos por los usuarios y las líneas tradicionales no desaparecerán, por el contrario, tendrán nuevas formas de competir.
“Naturalmente hay un cambio porque la presión de precios de combustible, la devaluación y la inflación hacen que las aerolíneas, necesariamente, tengan que reinventar su estructura de ingresos para compensar el efecto de los sobre costos que se dan por volatilidad e incertidumbres macroeconómicas. Pero en Easyfly somos fiel al modelo tradicional, conectando la gente de forma ágil, directa y sin escalas”, dice Felipe Gutiérrez, gerente general de Easyfly.
Sin embargo, algunas líneas tradicionales han abierto paquetes de compra por tamaño de equipaje con los que compiten a las de bajo costo. “El pasajero siempre va a buscar el precio más económico. Cuando Viva empezó en 2012 había 14 millones de viajeros y en 2019 eran 32 millones. Eso no lo pueden contar muchos países”, dijo William Shaw, CEO de Ultra Air, empresas que tiene alrededor de 11 % del mercado.
En el caso de Arajet, en cinco meses que lleva operando en las rutas domésticas, ofrecen 48.010 sillas, y este año proyectan ofrecer a Colombia 150.000 sillas. Somos la aerolínea que más destinos ofrece a Colombia desde Santo Domingo”, dijo Víctor Pacheco, CEO de Arajet.
Agrega que “llegar a destinos como México, Cancún, Guatemala, San Salvador, San José de Costa Rica y Colombia, costaba más de US$1.000, y con la aparición de las bajo costo, los competidores impusieron costos por US$300, siendo esto lo que se conoce como el efecto de ayer”, dijo el creador de la aerolínea dominicana.