Bogotá, noviembre 22 de 2024 – En una reciente declaración, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, reveló un tenso rifirrafe con el mandatario argentino, Javier Milei, durante la cumbre del G20 celebrada en Río de Janeiro. Según Petro, la discusión, centrada en la importancia del trabajo conjunto entre países, no fue difundida públicamente, ya que la delegación de Argentina «escondió» los videos de su intervención.
Petro, quien participó en la cumbre como invitado, explicó que el desacuerdo con Milei surgió cuando defendió la idea de que «el progreso de la humanidad solo se puede lograr cuando los países trabajan unidos, no de manera individual». Esta postura, según el presidente colombiano, se contrasta con el enfoque de Milei, quien promueve un discurso basado en la competencia individual.
“La humanidad nunca ha logrado avanzar aislándose y compitiendo de manera destructiva. No podemos pensar que el progreso depende de que unos países traten de derribar a otros», señaló Petro. En cambio, el presidente colombiano aboga por un enfoque más cooperativo, en el que los países trabajen juntos para lograr sus objetivos comunes.
El incidente revela una nueva fricción entre los dos mandatarios, quienes se encuentran en polos opuestos ideológicamente. Este enfrentamiento no es aislado; ya en marzo de este año, el gobierno de Petro expulsó a diplomáticos de la embajada de Argentina en Bogotá después de que Milei se refiriera a él como “asesino terrorista”. La tensión entre ambos ha sido una constante desde que Milei asumió la presidencia de Argentina, con varios intercambios de declaraciones agresivas a nivel diplomático.
En su intervención, Petro también criticó el discurso de Milei, especialmente su frase «Viva la libertad, carajo», considerada por muchos como un símbolo de su enfoque liberal y conservador. Petro lo calificó como un «discurso anacrónico», y sostuvo que la verdadera libertad solo se alcanza cuando los pueblos se ayudan mutuamente, en lugar de competir de manera destructiva.
Este nuevo capítulo en la relación entre ambos líderes resalta la complejidad de las relaciones diplomáticas en América Latina, donde las ideologías contrastantes entre gobiernos pueden generar tensiones y complicar la cooperación en foros internacionales como el G20.