Las recurrentes ausencias y retrasos en la agenda del mandatario repercuten en su gobierno: Balance de un liderazgo ausente
En las últimas semanas, la figura del presidente Gustavo Petro ha estado marcada por una serie de ausencias y retrasos que han comenzado a afectar su credibilidad ante la ciudadanía. En al menos tres ocasiones durante el último mes, el mandatario ha cancelado o modificado su agenda de Gobierno, generando frustración y desconfianza en diversos sectores de la sociedad, desde víctimas hasta empresarios.
Un informe del portal La Silla Vacía reveló que hasta julio de 2023 el presidente había incumplido su agenda de Gobierno en 82 oportunidades. El artículo puso al descubierto que a quienes más les incumple el mandatario es a las comunidades y organizaciones sociales, y que la mayor parte de las cancelaciones ocurren entre jueves y viernes.
De acuerdo con la politóloga María Alejandra Arboleda, consultora de comunicación política y análisis de opinión pública, más allá de las formas y el protocolo, la participación del presidente en eventos es estratégica y determinante en la medida en que representa al país, simboliza la ejecución de la rama Ejecutiva y, en determinadas situaciones –como posesiones– su firma sella y legaliza actos de Gobierno.
“Es grave, no solo porque incumplir una cita es una falta de educación y un irrespeto, sino porque estamos hablando del Presidente de la República. Esto afecta al desempeño del Gobierno, es el presidente quien debe tomar ciertas decisiones y debe representar en algunos eventos a los colombianos. ¿Quién se va a tomar en serio a un presidente que ya se sabe que no va a llegar, especialmente si la agenda es un viernes o es un jueves?”, explicó Arboleda, advirtiendo por las afectaciones a grupos de interés como empresarios, dirigentes e incluso, sus propias bases.
Por su parte, la profesora Eugénie Richard, de la Universidad Externado –experta en marketing político y comunicación gubernamental–, señaló que ya ha pasado la mitad del mandato de Petro y el hecho de que siga incurriendo en este comportamiento evidencia que es una característica de su personalidad que será difícil de corregir.
“Que no haya corregido demuestra que para él no es un asunto que lo preocupe de mayor manera o que esté dispuesto a cambiar”, explicó Richard, precisando que, si bien hay algunos desplantes que han sido involuntarios –por temas de salud, por ejemplo–, otros han sido estratégicos. “Allí el presidente está mandando un mensaje hacia esos públicos que no gozan de su presencia”.
Solo en el último mes, el presidente Gustavo Petro canceló o modificó su agenda de Gobierno en al menos tres oportunidades, lo que se tradujo en más retrasos, desplantes y sonadas ausencias. Su inasistencia o participación tardía en eventos donde lo esperan –usualmente durante horas– desde víctimas hasta empresarios ya dejó de ser algo aislado o anecdótico.
No se trata solo de un asunto de formas. De por medio está la reputación y credibilidad de quien –según la Constitución–, simboliza la unidad nacional. Es nada menos que el jefe del Estado, jefe del Gobierno y suprema autoridad administrativa.
Basta ver lo ocurrido justo hace ocho días en El Plateado, Cauca, para entender la dimensión de su ausencia. Ante los cada vez más agigantados pasos de las disidencias en la región, un puñado de funcionarios del primer anillo del presidente recorría las calles sin la batuta del primer mandatario. Las tropas los escoltaban y patrullaban sin el liderazgo de su comandante en jefe. Pero quizá lo más simbólico fue que las mismas comunidades reclamaron la presencia de Petro y se quedaron esperando.
La situación se hizo particularmente evidente en un evento reciente en El Plateado, Cauca, donde el presidente no estuvo presente ante el aumento de la violencia de las disidencias en la región.
Acompañado solo por un grupo de funcionarios de su primer anillo, Petro dejó a sus tropas y a las comunidades locales esperando, lo que resalta una desconexión alarmante con la realidad sobre el terreno. Según fuentes independientes, el presidente se encontraba en la Casa de Huéspedes en Cartagena en lugar de atender la crisis en Cauca, lo que provocó un reclamo explícito de las comunidades que esperaban su presencia.
Otro incidente significativo ocurrió el 11 de octubre, cuando Petro anunció que no podría asistir a un evento crucial en Bogotá donde se esperaba que el Estado reconociera su responsabilidad por los crímenes cometidos contra la Unión Patriótica. La ausencia del mandatario generó un gasto de $3.700 millones en organización y logística, dejando a las víctimas que viajaron de lejos con un mensaje de disculpas en redes sociales en lugar de un reconocimiento en persona.
El martes 8 de octubre, un evento en El Carmen de Viboral tuvo que esperar más de cuatro horas por la llegada de Petro, quien llegó pasadas las 2:00 de la tarde a una cita programada para las 10:00. Las estrictas medidas de seguridad complicaron aún más la situación, afectando la logística y la experiencia de los asistentes.
Las ausencias del presidente también han dejado a la comunidad colombiana en el exterior sintiéndose ignorada. El 22 de septiembre, durante la Asamblea General de Naciones Unidas, Petro canceló su participación en un evento en La Guardia Community College, dejando a muchos miembros de la diáspora esperando en vano. Comentarios críticos surgieron en redes sociales, reflejando la frustración de quienes se sienten olvidados por su líder.
Un informe del portal La Silla Vacía reveló que hasta julio de 2023 el presidente había incumplido su agenda de Gobierno en 82 oportunidades. El artículo puso al descubierto que a quienes más les incumple el mandatario es a las comunidades y organizaciones sociales, y que la mayor parte de las cancelaciones ocurren entre jueves y viernes. De acuerdo con la politóloga María Alejandra Arboleda, consultora de comunicación política y análisis de opinión pública, más allá de las formas y el protocolo, la participación del presidente en eventos es estratégica y determinante en la medida en que representa al país, simboliza la ejecución de la rama Ejecutiva y, en determinadas situaciones –como posesiones– su firma sella y legaliza actos de Gobierno.
“Es grave, no solo porque incumplir una cita es una falta de educación y un irrespeto, sino porque estamos hablando del Presidente de la República. Esto afecta al desempeño del Gobierno, es el presidente quien debe tomar ciertas decisiones y debe representar en algunos eventos a los colombianos. ¿Quién se va a tomar en serio a un presidente que ya se sabe que no va a llegar, especialmente si la agenda es un viernes o es un jueves?”, explicó Arboleda, advirtiendo por las afectaciones a grupos de interés como empresarios, dirigentes e incluso, sus propias bases.
Por su parte, la profesora Eugénie Richard, de la Universidad Externado –experta en marketing político y comunicación gubernamental–, señaló que ya ha pasado la mitad del mandato de Petro y el hecho de que siga incurriendo en este comportamiento evidencia que es una característica de su personalidad que será difícil de corregir.
“Que no haya corregido demuestra que para él no es un asunto que lo preocupe de mayor manera o que esté dispuesto a cambiar”, explicó Richard, precisando que, si bien hay algunos desplantes que han sido involuntarios –por temas de salud, por ejemplo–, otros han sido estratégicos. “Allí el presidente está mandando un mensaje hacía esos públicos que no gozan de su presencia”.