Crear, de verdad, más trabajo y más riqueza, y hacerlo en economía de mercado, debe ser la prioridad en un gran acuerdo nacional –de sectores populares, clase medias y empresarios–, objetivo que no asumieron los gobiernos anteriores a 2022 y que Petro tampoco propone. Porque él no centra su política económica en producir más riqueza sino en cómo distribuirla, en impuestos, pensiones, precios de los combustibles… Y, para mal, siguiendo las orientaciones del FMI y sus semejantes, organismos en los que Colombia no decide nada.
En el gobierno de Petro solo se relacionan con producir más riqueza sus promesas sobre tierras rurales. Pero sin coherencia, porque mantiene la apertura y los TLC contra Colombia, que nos pasaron de importar 500 mil a 15 millones de toneladas de productos del agro y han arruinado a tantos, como les ocurrirá a 300 mil lecheros a partir de 2026 y a arroceros y productores de pollo luego de 2030.
Sí, de izquierda dice ser Petro, pero baila al son que le toque el FMI, organismo que ha orientado la economía nacional desde hace 80 años. ¡80! ¡Y miren cómo estamos de mal, en la sin salida productiva y con una deuda externa de 200 mil millones de dólares! Tiempo tan largo y subdesarrollo tan grande que enseñan que su objetivo es mantenernos en el atraso productivo, el desempleo y la pobreza, porque imbéciles no son.
Les sabe a gloria a EEUU y a los demás poderes globales que Petro diga que el principal problema de Colombia y de la humanidad es el cambio climático y no los subdesarrollos de tantos países. Y que además los siga en sus orientaciones económicas, políticas y hasta militares, según también explico en Sin pelos en la lengua, para contribuir con un debate ilustrado en el país.