El deporte es mucho más que una competencia física; es un reflejo de la cultura, la dedicación y la identidad de una nación. Sin embargo, la reciente noticia sobre la reducción de 800 mil millones de pesos en el presupuesto para el deporte colombiano en 2025 ha sacudido a atletas, entrenadores y aficionados por igual. Esta decisión se convierte en un revés significativo en un momento crucial para el desarrollo del deporte en el país.
La complejidad del reconocimiento olímpico
Antes de adentrarnos en las implicaciones de esta reducción presupuestaria, es fundamental entender la dinámica detrás del reconocimiento olímpico. No todos los deportes alcanzan el estatus de olímpicos. Un grupo selecto de individuos, los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI), evalúan diversos criterios para incluir un deporte en el programa olímpico. Entre los requisitos se encuentran la práctica del deporte en al menos 75 países y 4 continentes para la categoría masculina, y en 40 países y 3 continentes para la femenina, además de contar con una Federación Internacional reconocida.
El camino para convertirse en un deporte olímpico no siempre es justo o lineal. Deportes como el fútbol sala, que cumplen con todos los requisitos, aún no han sido admitidos. Asimismo, deportes populares como el patinaje, el karate y el béisbol o sóftbol tampoco forman parte del menú olímpico, destacando la influencia del lobby y el financiamiento en estas decisiones.
La diversidad deportiva en Colombia
¿Por qué es importante esta explicación inicial? En primer lugar, nos ofrece una perspectiva cultural, y en segundo lugar, nos ayuda a dimensionar la diversidad del deporte en Colombia. En nuestro país se practican aproximadamente 52 deportes, cada uno con múltiples modalidades que fácilmente superan las mil. Esta diversidad enriquece nuestro panorama deportivo, pero también implica un gran desafío en términos de apoyo y financiamiento.
Para el año 2024, coincidiendo con los Juegos Olímpicos, el Gobierno Nacional destinó 1.3 billones de pesos al deporte. Los resultados en estas justas, aunque prometedores en algunos aspectos, no alcanzaron las expectativas de medallería de muchos. Sin embargo, en lugar de aumentar la inversión para mejorar el rendimiento futuro, la ministra del Deporte anunció un recorte significativo, justificándolo con la crisis fiscal que enfrenta el país.
Un futuro incierto para los atletas
El presupuesto inicial para el 2025 se establece en 460 mil millones de pesos para funcionamiento e inversión, y existe el temor de que esta cifra pueda disminuir aún más. Este anuncio llega en un momento crítico, al inicio de un nuevo ciclo olímpico para muchos atletas y en medio de preparaciones para campeonatos y torneos mundiales.
Exigir responsabilidad al Estado
En un país donde el deporte es un componente vital de la cultura y el orgullo nacional, es imperativo que la exigencia de excelencia no recaiga únicamente sobre los deportistas. Aquellos que demandan medallas de oro y critican la falta de mentalidad ganadora deben también dirigir sus demandas al Estado. La obtención de una medalla o el incremento del presupuesto para el deporte no son tareas sencillas, especialmente en medio de una crisis fiscal.
Es crucial que el gobierno reconozca el valor del deporte no solo como un espectáculo, sino como una inversión en el futuro del país. El deporte promueve la salud, la inclusión social, y puede ser una poderosa herramienta para el cambio social y económico. Reducir el presupuesto es un paso atrás que puede tener consecuencias a largo plazo, afectando el desarrollo de generaciones de atletas y privando al país de la oportunidad de brillar en el escenario mundial.
La situación actual es un llamado a la acción para los dirigentes, patrocinadores y ciudadanos a unirse en apoyo al deporte colombiano. Solo a través de un esfuerzo colectivo podemos asegurar que nuestros atletas tengan los recursos necesarios para alcanzar su máximo potencial y que Colombia continúe siendo un referente en el ámbito deportivo internacional.
Duro pero real: que se conozca en plenos Olímpicos que el presupuesto del deporte se va a reducir en 66% en 2025 es un hecho muy «olímpico» que se merece la medalla de oro a la inutilidad.