El pasado lunes 29 de abril nueve miembros de las Fuerzas Militares murieron luego de que el helicóptero en el que se desplazaban se precipitara a tierra, al parecer y según dice el Gobierno, por las adversas condiciones climáticas. Los uniformados iban a entregar suministros de alimentación a otros soldados en el departamento de Bolívar.
Sin embargo, esta no es la primera situación que enluta a las familias de los miembros del Ejército. Desde hace varios meses las Fuerzas Armadas han protagonizado una serie de tragedias aéreas que han cobrado la vida de 17 militares.
El pasado 22 de febrero, otro helicóptero militar, un Black Hawk, se estrelló en la ruta entre Medellín y Tuluá (Valle del Cauca), cobrando la vida de cuatro ocupantes.
Frente a las causas, en ese entonces el director de la Policía, general William Salamanca, había señalado que “no hay ninguna hipótesis, pero sí sabemos que las condiciones climáticas en la zona son adversas”.
Anteriormente, en el municipio de Unguía, Chocó, en la frontera con Panamá, el 5 del mismo mes, una caída del helicóptero dejó cuatro militares muertos y tres heridos, mientras que en octubre de 2023, otra aeronave cayó sobre una vivienda en Anorí, Antioquia, dejando siete heridos, dos civiles y cinco militares.
Considerando la gravedad de los hechos y de las críticas alrededor del estado las aeronaves, el Congreso de la República expresó su preocupación por la seguridad y el mantenimiento de las mismas. El congresista Julio César Triana, fue quien pidió explicaciones sobre estos accidentes.
“Queremos preguntar qué están haciendo con los $100.000 millones destinados para el mantenimiento de estas aeronaves”, dijo el representante a la Cámara.
Desde el Gobierno, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, aclaró que la tragedia del lunes no se atribuye a falta de mantenimiento.