LA POSIBILIDAD de que los congresistas puedan cambiarse de partido sin ser blanco de sanciones disciplinarias para las elecciones de 2026 parece cada vez más cercana, luego de que fuera aprobado la semana pasada el proyecto de ley sobre transfuguismo en primer debate por la Comisión Primera de la Cámara de Representante.
Radicada el 4 de marzo con el apoyo de 120 parlamentarios de distintas colectividades, esta iniciativa pasó su primera prueba con 20 votos a favor y 8 en contra el 23 de abril.
Aun cuando el apoyo es más que evidente en el Congreso, esta propuesta, que busca la “reorganización de los actores políticos democráticamente elegidos”, no cuenta con el aval de otros sectores del país, que lo consideran como una forma de trasgresión a la democracia y de debilitamiento a las organizaciones políticas, muchas de las cuales dieron la pelea por una curul en el ente legislativo en las pasadas elecciones parlamentarias.
En este caso, la directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), Alejandra Barrios; los exmagistrados del Consejo Nacional Electoral (CNE), Pedro Felipe Gutiérrez y Joaquín José Vives, y el profesor de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, Yann Basset, coincidieron en que el transfuguismo resultaría beneficioso para los congresistas, pero terrible para los ciudadanos que confiaron en ellos a través del voto popular.
La evaluación del proyecto
El exmagistrado del CNE, Joaquín José Vives, se refirió al transfuguismo como el equivalente a una traición al electorado. “Si tú te has elegido con el discurso, con las ideas y con el apoyo de un partido con el compromiso hacia la gente de trabajar en función de ello, apartarte es una defraudación”.
Además, aseguró que es una conducta que afecta la estabilidad y la fuerza de los partidos políticos. “Es un proyecto que está hecho a la medida de las necesidades de algunos de quienes lo están haciendo. Es decir, no está respondiendo a un interés general, que es lo que debe inspirar toda actuación del Congreso”.
Vives recordó que en 2003 fue autorizada la posibilidad de que dirigentes políticos pudieran trastearse de colectividades. Pero en aquella oportunidad, la medida estaba justificada por la necesidad de llevar a cabo una “reforma profunda” al sistema de partidos. “Como consecuencia de esa reforma, pasaríamos de más de 70 partidos a solo 16, lo que implicaba por sí solo un reacomodo”.
Sin embargo, en esta oportunidad, dice que no existen razones para el transfuguismo. “No hay en esta ocasión un contexto general de reestructuración del sistema de partidos que justifique una decisión de transfuguismo”, indicó el también excongresista.
El experto en temas políticos e integrante de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, Yann Basset, aseguró que se trata de una iniciativa que de vez en cuando aparece en el Congreso para servir a los intereses de políticos que no están a gusto en sus propias organizaciones.
“Es una medida que los beneficia solo a ellos y que, de cierto modo, es perjudicial porque es introducir excepciones a la regla, digamos de rendir cuenta a través de un partido político y es algo que debilita la lógica de los partidos en Colombia”, manifestó.
Sobre este tema, también opinó la directora de la MOE, Alejandra Barrios, quien compartió recientemente a este Diario que autorizar el proyecto en el Congreso sería terrible para el país.
“Desde el momento en que se presentó, le hemos solicitado al Congreso de la República y a las diferentes organizaciones políticas que hacen parte de él, que por favor la voten en contra”, manifestó.
Considera que el proyecto debilita a las organizaciones políticas y al sistema de partidos. “Pero, además está enviando un pésimo mensaje a la sociedad”, planteó.
A su turno, el exmagistrado del CNE, Pedro Felipe Gutiérrez, indicó que la medida no está acorde con los lineamientos constitucionales, porque desde las últimas reformas políticas, las que se han dado durante estas dos décadas y media, lo que se ha buscado es el fortalecimiento de los partidos.
“Para esos efectos de la doble militancia o evitar que los personajes se cambien de partido cada vez que quieran, se implementaron medidas para que los partidos mayoritarios fueran los que tuvieron alguna preponderancia. También se permitió la figura de las coaliciones, todo esto con el propósito de fortalecer una idea de institucionalidad en las organizaciones políticas”, indicó.
Las implicaciones
Las repercusiones de este proyecto, de ser aprobado en el Congreso de la República, serían, esencialmente, permitir el reacomodo de los congresistas, según sus conveniencias en el próximo proceso electoral para no incurrir en doble militancia.
“Hoy, la Ley 1475 establece que deben permanecer los elegidos al partido al que pertenecen mientras ostentan el cargo. Segundo, para las próximas elecciones, si quieren aspirar para un partido distinto, tendrían que hacer dejación del cargo que tienen un año antes del primer día de inscripciones. Sencillamente, un conjunto de dirigentes políticos que no se sienten a gusto en sus respectivos partidos, que, de acuerdo a la conveniencia del momento quieren reacomodarse, sin pagar el costo político de estar fuera de su corporación pública un día antes del primer día de inscripción”, dijo Vives.
El exmagistrado del CNE aseguró que el ciudadano sería el principal afectado, ya que, es quien deposita su confianza en votos en un determinado candidato para que defienda los ideales y postulados propios de una organización política, y, al final, termina defraudado cuando la fuerza de ese postulado se traslada a otra organización.
Por su parte Basset, el transfuguismo propicia la excesiva fragmentación del paisaje político, además de debilitar a los partidos.
“La regla ahora es que, en el Congreso, las curules son del partido. Uno vota por un partido, muchas veces con voto preferente. Uno tiene la intención de haber votado por una persona, pero detrás de ella hay un partido y las curules se calculan en función de los votos de los partidos. Finalmente, hay una necesidad implícita de los políticos de votar en bancada, de concertarse, de actuar en grupo y eso es muy importante para la rendición de cuentas, para la gobernabilidad y para que el Congreso funcione adecuadamente. Si aceptamos que los congresistas cambien de partido cada vez que tienen un desacuerdo con sus colegas, esta lógica se viene al piso”, aseguró.
Mientras tanto, la directora de la MOE afirma que el transfuguismo “es seguir agudizando la falta de democracia interna entre las organizaciones políticas, profundizas el populismo, profundizas el personalismo, debilita la representación política y finalmente defraudas al elector”.
“Porque si hay un candidato que se presentó, señalando que era del centro o que se presentó señalando que tenía posturas ideológicas de derecha y termina en un partido de izquierda, pues lo que está es defraudando al elector, porque el elector pensaba que estaba votando por ese candidato por determinadas ideas, los identifica con el partido y no…, resulta que tú terminas votando es por una persona que toma la decisión de cambiarse de partido cuando quiere”, indicó.
Finalmente, el exmagistrado Gutiérrez afirmó que, de consumarse esta propuesta, muchos de los partidos perderán las curules ganadas en elecciones pasadas.
“Va a generar un perjuicio gigantesco a los partidos que se dieron la pelea en las elecciones pasadas porque van a terminar perdiendo las curules. Hay que mirar el caso del doctor Roy Barrera, que se fue con la curul a hacerle campaña a otro partido y por eso la perdió. Aquí se está buscando un quiebre a los intereses de la Constitución, de fortalecimiento de partidos”, indicó.