Por José Félix Lafaurie Rivera – Especial para Periódico Hoy es Viernes.
Carga también con el tema latente del secuestro, pues apenas firmado el Acuerdo en la pasada ronda para la suspensión de este delito con fines económicos, Antonio García insistió públicamente en que “sin financiación no se suspenderían los secuestros”.
Y carga, por supuesto, con la renovación del cese al fuego bilateral, que cumple sus primeros 180 días el 30 de enero, con una valoración agridulce. Lo dulce va por cuenta de una significativa disminución de acciones violentas del ELN. Según el último informe del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, CERAC, durante lo corrido del cese hasta el 3 de enero, las acciones ofensivas disminuyeron 77% frente al promedio mensual entre agosto de 2022 y julio de 2023. Igualmente, los combates con otros actores se redujeron 43%.
Lo agrio corre por cuenta de la violencia que no cesa. En el último mes analizado por el CERAC (diciembre de 2023) se presentaron tres acciones ofensivas consideradas violaciones con saldo de dos muertes, y cuatro combates con otros grupos que causaron el desplazamiento de 1.340 personas, el asesinato de tres civiles y el confinamiento de 150 familias. De los últimos días, el país recuerda la retención de una ambulancia del Comité Internacional de la Cruz Roja en Tame, Arauca, una clara contravención al DIH y, por tanto, al cese al fuego.
Sin embargo, el juez del cese al fuego ante la Mesa de Negociaciones es el Mecanismo de Monitoreo y Verificación, el cual, según el último informe de la Misión de la ONU, recibió 170 casos de posibles violaciones a 30 de noviembre. Su informe, que debe producirse en la próxima ronda, será definitivo para la esperada renovación por otros 180 días; y también para la credibilidad del proceso ante la sociedad y para la continuidad de los diálogos.
En el entretanto, la gente sigue sufriendo en los territorios, porque 1.340 desplazados de sus hogares en un solo mes, y otros tantos encarcelados en los suyos, son apenas cifras de noticiero que no logran retratar la tragedia por la violencia cruzada que los somete.
Hace unos días, una facción de la Segunda Marquetalia y un frente del ELN en Nariño, anunciaron un “acuerdo de unidad y coordinación”, con el objetivo común de solucionar “el grave problema social que padece el pueblo colombiano”. ¡Vaya arrogancia o cinismo! Pero bueno, también afirmaron tener un “compromiso de diálogo con el Gobierno y la Paz Total”.
El ELN lo explicará en Cuba, pero si el Acuerdo en Nariño es para “hacerse pasito” y seguir hostigando a la población, estaremos lejos de la paz en ese agobiado departamento. Si es para desescalar la violencia entre ellos y contra las comunidades, como se espera de dos grupos con “compromiso de diálogo”, bienvenido sea y ojalá se replique en otros territorios y sea el inicio de la regionalización de los diálogos.
Lo importante es acabar con el sufrimiento de quienes han sido víctimas y lo siguen siendo, un tema esquivo que debería empezar a encararse en la ronda de Cuba…: ¡las víctimas!
@jflafaurie