Mandatarios electos, vicepresidentes ascendidos y jefes de Estado en ejercicio han sido protagonistas de los choques internacionales que ha sostenido el presidente Gustavo Petro con sus homólogos en América Latina. El último en recibir el sablazo fue el recién elegido presidente de Argentina, Javier Milei.
“Ha ganado la extrema derecha en Argentina; es la decisión de su sociedad. Triste para América Latina y ya veremos… el neoliberalismo ya no tiene propuesta para la sociedad, no puede responder a los problemas actuales de la humanidad”, fue la respuesta de Petro al reaccionar a la victoria del ultraderechista Milei en redes sociales.
Para prevenir una posible crisis diplomática con el próximo gobierno argentino, el presidente Petro y la Cancillería tuvieron que salir, después, a reconocer el triunfo en las urnas de Milei y a adelantar que las relaciones entre Colombia y Argentina serán respetuosas.
Durante la campaña, Petro también comparó el pensamiento de Milei con el de Hitler e, incluso, le recomendó a los argentinos abstenerse de votar por el aspirante del partido La Libertad Avanza.
En todo caso, esta no es la primera vez que el presidente Petro choca con sus homólogos en América Latina. Muchos de los aludidos han declarado las afirmaciones de Petro como una “injerencia” en los asuntos internos de otros Estados.
Dina Boluarte llegó a la Presidencia del Perú el pasado 7 de diciembre de 2022. Tomó el control de ese país luego de que el entonces mandatario, Pedro Castillo, intentó realizar un golpe de Estado para disolver el Congreso de ese país.
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Desde entonces, Petro ha sido un defensor de Castillo y ha calentado las relaciones diplomáticas con Perú. “Está preso un presidente elegido popularmente”, ha sido la constante del mandatario colombiano para referirse al expresidente que se encuentra bajo detención preventiva.
Notas de protesta, llamados a consulta de su embajador y el retiro definitivo de su embajador en Colombia fueron algunas de las acciones que agudizaron la crisis diplomática entre Boluarte y Petro.
“Yo desde acá le digo al señor Petro que se dedique a gobernar Colombia, que también sus calles se están llenando de protestas, y que nos deje a nosotros los peruanos resolver los nuestros”, le dijo Boluarte al presidente colombiano en febrero pasado.
De momento, las relaciones diplomáticas entre Colombia y Perú están normalizadas y ambos países trabajan en temas de agenda bilateral.
Nayib Bukele (El Salvador)
La política carcelaria en El Salvador, el caso Nicolás Petro y hasta el triunfo de Milei en Argentina han sido los motivos de choque entre el presidente Gustavo Petro y el salvadoreño Nayib Bukele.
“No me puedo meter en otros países, pero hay un campo de concentración en El Salvador. Hay miles y miles de jóvenes encarcelados que le dan a uno escalofríos. Hay gente que le gusta ver a la juventud dentro de las cárceles y creen que eso es la seguridad”, dijo Petro en marzo pasado durante la entrega de una obra.
En cuestión de segundos, Bukele le respondió al mandatario colombiano y aseguró que los resultados pesaban más que la retórica.
“Deseo que Colombia en realidad logre bajar los índices de homicidios, como lo hemos logrado los salvadoreños. Dios los bendiga”, respondió Bukele.
Es que la mirada de los mandatarios en este tema es opuesta. En El Salvador inauguraron una megacárcel de 166 hectáreas que pretende recluir a 40.000 pandilleros que son capturados bajo el estado de excepción vigente y en Colombia, por el contrario, el presidente Petro plantea la inclusión social de los presos como un giro hacia la justicia restaurativa.
“Pónganse de acuerdo. Primero acusa de tratos inhumanos y ahora hablan de ‘mejores condiciones’. Además, no entiendo su obsesión con El Salvador. ¿No es su hijo el que hace pactos bajo la mesa y además por dinero? ¿Todo bien en casa?”, dijo Bukele luego de que Petro denunció vulneraciones a los derechos humanos en El Salvador.
El último encontrón Bukele-Petro tuvo como centro el ascenso de Milei en el poder. Mientras el presidente colombiano expresó su preocupación por la llegada de la extrema derecha a Argentina, el mandatario centroamericano sentenció: “ahora dilo sin llorar”.