Tras cuatro intentos fallidos, por fin la misión no tripulada de la Nasa Artemis I despegó con éxito la madrugada de este miércoles desde el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral (Florida, Estados Unidos), abriendo el camino para los viajes a la Luna después del ciclo de misiones Apolo.
En un primer momento el despegue estuvo en vilo: los ingenieros encargados de monitorear el evento detectaron una fuga de hidrogeno líquido. Sin embargo fueron capaces de solucionarlo. De esa forma el imponente cohete SLS –de 98 metros de altura– pudo surcar el cielo rumbo al satélite natural. Lo hizo con un retraso de 43 minutos de la hora anunciada.
Vamos a ir.
Por primera vez, el cohete @NASA_SLS y la nave @NASA_Orion vuelan juntos. #Artemis I inaugura una nueva era de la exploración espacial con seres humanos. pic.twitter.com/zg41iIRJrV— NASA en español (@NASA_es) November 16, 2022
Finalmente el cohete SLS (siglas en inglés de Sistema de Lanzamiento Espacial), con una altura superior a un edificio de 30 plantas (322 pies o 98 metros), se elevó con toda su fuerza a la 1.47 horas (6.47 GMT) abriéndose paso en la oscuridad de la noche junto con la nave espacial Orion acoplada.
La expectativa producida por el lanzamiento de Artemis obedece al hecho de que con este primer paso se inicia de nuevo la carrera espacial, que tan importante fue en los años sesenta y setenta del siglo XX.
El objetivo de las misiones –como lo ha dicho Bill Nelson, director de la Nasa– es conocer la Luna para preparar exploraciones que lleguen a Marte: “La Luna está solo a unos días, y estamos viendo gracias al James Webb lo vasto que es el universo”. La distancia entre la Tierra y la Luna alcanza una cifra tremenda, como todas las del espacio: 384 mil kilómetros. Con el planeta rojo la distancia varía, dependiendo de los momentos de órbita: si se mide en afelio es de 102 millones de kilómetros y si se hace en perihelio es de 59 millones de kilómetros.
La última misión de la Nasa en la que sus astronautas pisaron la Luna se remonta a Apolo 17, que se llevó a cabo entre el 7 y el 19 de diciembre de 1972.
Durante los 42 días de misión, la Nasa busca poner a prueba el cohete SLS, el cual está potenciado con cuatro motores RS-25 y dos propulsores adjuntos, unas características que le ofrecen un 15% más de potencia que el cohete Saturn usado en las misiones Apolo, según ha dicho la NASA.
El cohete SLS ha costado a la Nasa unos 4.000 millones de dólares.
De igual forma, se medirán las capacidades de la nave Orión, en la que pueden caber hasta cuatro tripulantes, es decir uno más que la Apolo, y con reservas de agua y oxígeno que le permitirían unos 20 días de viaje independiente.
Dos horas después de este lanzamiento, y tras separarse del cohete SLS, la Orión continuará por su cuenta un trayecto que en total cubrirá unos 2,1 millones de kilómetros.
La nave, con tres maniquíes a bordo que recopilan datos para ayudar a futuras tripulaciones, volará cerca de la Luna, a unas 62 millas (casi 100 km) de su superficie, y luego entrará en una órbita lunar lejana en la que llegará a situarse a más de 61.000 kilómetros del satélite terrestre, es decir hasta donde no ha llegado ninguna otra cápsula para tripulación.
Igualmente, viajan con Artemis I diez minisatélites CubeSats de investigación, cada uno del tamaño de una caja de zapatos, que se desplegarán para tomar varias trayectorias tras la partida de Orión hacia su órbita lunar.
Entre los CubeSats está el LunaH-Mapa, una pequeña nave espacial que producirá un mapa detallado de porciones de la superficie lunar mediante el uso de tecnología de espectroscopia de neutrones.