Si usted busca a Liberland en un mapa, no lo va a encontrar. Tampoco si se remite a los Estados reconocidos por Naciones Unidas o por la Fifa y mucho menos si intenta conseguir tiquetes aéreos para volar hasta allá. Y aún así, hay alcaldes de Colombia que hacen convenios con el presidente de esa república imaginaria o —ya que estamos— del Metaverso.
Liberland queda en los Balcanes, entre Croacia y Serbia, y tiene una extensión de 7 kilómetros cuadrados de pastos, árboles y un afluente de agua que quedó en la mitad de esos dos países después de la separación de Yugoslavia. No tiene edificios ni sedes de gobierno, pero sí mucha naturaleza.
Ninguna de las naciones vecinas reclamó soberanía sobre este territorio hasta que apareció Vít Jedlička, un político de República Checa que estaba buscando dónde crear un país y trazó en esos pastos los límites imaginarios de la “república libre” de Liberland en abril de 2015.
Desde entonces, Jedlička viaja por el mundo buscando que otras organizaciones y políticos legitimen su proyecto de país y encontró en la Alcaldía de Manizales la oportunidad para extender sus alianzas hasta Latinoamérica.
El alcalde manizaleño, Carlos Mario Marín, anunció un pacto de cooperación internacional con Liberland para brindar cursos de inglés a los habitantes de la ciudad, gratis y con la meta de que esa formación les ayude para su vida laboral.