Han trabajado varias horas alrededor de un ejercicio que se propone, no es fácil, generalmente no se ha convocado a la ciudadanía a participar en este tipo de decisiones, decisiones que son las fundamentales, decisiones que al volverse ley ya determinan las cosas que se harán o que no se harán en los próximos cuatro años.
Son las leyes del poder en general, cuando se planifica se están tomando las decisiones del presente y del futuro. Y cuando se deja al pueblo, en general, por fuera, lo que estamos destruyendo es precisamente la esencia misma de la democracia.
No es la gente la que toma las decisiones por su futuro, son otro tipo de intereses, generalmente, muy poderosos los que determinan qué se hace con el río, qué se hace con sus riveras, sus tierras aledañas; qué se hace con los humedales, cómo es la política social si el instrumento para llenar de dignidad la vida cotidiana de las familias o si es simplemente el instrumento para hacer negocios, negocios poderosísimos,
Que cómo va a hacer la universidad, que si se amplia la juventud que no puede estudiar o no -se quedan algunas elites- si la universidad es una plataforma para contratar los futuros votos o si la universidad es la instancia en donde se construye el conocimiento y se puede irradiar al campesino, a la campesina, al microempresario, a la microempresaria, allá en el barrio popular.
Que cómo es Barranquilla, por ejemplo, si el norte bonito o si ocultamos el sur y sus problemas. Que cómo vamos a abordar el problema de la salud, si es privatizando los hospitales o si es quitando la intermediación, si es llevando el médico o la médica al barrio o si es transformando al paciente en un simple cliente, que es atendido dependiendo de cuántos billetes tiene en el bolsillo.
Son las decisiones que se toman, a veces difíciles desde el punto de vista del conocimiento popular, porque, precisamente, de ellas no se informa.
Hoy, por ejemplo, vengo de Montería, de cerca, de algún lugar rural de Montería, de hacer un acto que en los últimos 20 años, quizás más -habría que hacer las cuentas- creo que vamos para 30 años ya, es completamente la ruptura de la historia que llevábamos.
No sé qué tanto esa información se entregará a la gente. Nosotros debemos difundirla, porque si nosotros mismos no creamos los canales de la comunicación social, pues otros los crean.
Lo que hicimos fue coger una finca de la que se había apropiado Carlos Castaño con los dineros de la cocaína, incluso, a partir de varias masacres de la población campesina de Córdoba, y entregársela a los campesinos.
Algo simple aparentemente, pero qué tanto cambio hay que producir para que un hecho de esos se presente en las vecindades rurales de la ciudad de Montería. Es cambiar completamente la moneda, la historia, acostumbrados allá a que era al revés.
Que eran los campesinos los que tenían que dejar las tierras, a veces vendiéndolas muy por debajo del precio; a veces, incluso, corriendo por las noches para salvar la vida; a veces ya no era el campesino, era la campesina entregándolas porque habían asesinado a su esposo.
Esa era la historia del común, la de todos estos años, las de las masacres permamnentes de la gente humilde, la de una prensa que ocultaba esas realidades, a veces bajo los nombres de un grupo armado no identificado para ocultar quienes eran los genocidas.
Muchas veces porque esos genocidas, los dueños de los genocidas, los patrones de los genocidas, también se emborrachaban y tomaban con quienes agenciaban la información, con los que agenciaban el derecho de la seguridad, con quienes agenciaban la dirección del Estado.
Era el Estado de ellos, era el Estado de la injusticia, era el Estado en donde el bolillo solo se estrellaba contra la humanidad del pobre, del joven, de la mujer que protestaba simplemente clamando justicia. Era el Estado que llevaba a la cárcel, a la condena a quien pedía dignidad en su existencia.
Lo que hicimos, hoy, es lo contrario, lo que hicimos hoy fue poner al Ejército y a la Policía a cuidar a la comunidad campesina; lo que hicimos hoy fue en cierta manera comenzar a construir una clase media en el mundo rural transformando al campesino de miserable, en campesino que puede tener poder, incluso, de llevar a sus hijos a la universidad, en transformar el paisaje de aquellos potreros tan inmensos de tierras fértiles.
Decía esta mañana: ‘y no se ve una mata de yuca, no hay una mata de maíz. Ah hermosa casa construida por algún arquitecto famoso de la guadua, hermosísima, pero que hacían allí fiestas, fiestas, fiestas, fiestas y reuniones para hacer los listados, para asesinar; fiestas muy parecidas a las que por aquí se están haciendo ahora últimamente’.
Un mundo del poder absolutamente anacrónico, feudal, premoderno, hecho sobre la base de la exclusión de la gente.
En dónde se aprendió qué es la palabra democracia, qué es lo que entendemos por democracia. ¿Democracia es un mundo de libertades solo para el que tiene dinero? ¿o democracia es el poder del pueblo, según la palabra y su explicación griega?
¿Democracia es un mundo solo para cinco familias o democracia es el mundo en donde la gente es dueña de su territorio y de su vida y toman las decisiones colectivas?
Las gentes del común, la señora de los tintos y el señor que carga los ladrillos, el trabajador y la trabajadora, el estudiante que a veces no almuerza para poder ir a estudiar. Esa es la gente del común.
Y resulta que en la democracia esa gente es la dueña del país, del territorio.
La democracia es el poder de la gente. El mando de la Policía es el hombre popular y la mujer popular; el mando del Ejército es la campesina, el mando del juez, del magistrado y del senador es la señora de los tintos, no es una sirvienta; el mando del Presidente es el pueblo de Colombia, no es la calificadora de riesgos. La dueña de Colombia es la gente y los seres vivos de la naturaleza.
Esa convocatoria, por tanto, a que sea la gente la dueña de Colombia, que sea la que tenga el poder es lo que estamos ejerciendo en estos momentos, por ejemplo: Cuando ustedes han sido convocados a participar en la hechura de una ley, cuando hemos querido que sean millones de colombianos y colombianas quienes llegan a todos los territorios de Colombia a decir ‘oiga yo espero esto o aquello’.
Algo más importante que simplemente expresarse, que es entrar en relación con otras personas que piensan de otra manera. ‘Yo creo o no esta otra cosa’.
Cómo las fuerzas sociales diversas de una sociedad pueden comenzar a cruzar visiones diferentes para construir la unidad, los consensos, los objetivos comunes desde la base misma de la población y cómo nuestra responsabilidad volverlos leyes, volverlos poder.
En cierta forma, el Gobierno del cambio no es más que el instrumento por el cual la gente del común se vuelve poder. Eso somos.
Y entonces aquí deben haberse analizado temas indudablemente locales, pero que enseñan a una nación, a un continente, a la humanidad.
La energía eléctrica, por ejemplo, es la energía que pasa por aquí, por esos cables en este territorio. Es la gente de aquí la que paga de acuerdo a unas facturas que llegan a la casa.
Esa energía existe, la energía eléctrica como un motor del desarrollo y como un instrumento del buen vivir moderno, antes ni conocíamos de su existencia, pero hoy es esencial. En la cultura de hoy, en el territorio, no se podría vivir sin la energía eléctrica, aunque varias personas viven sin la energía eléctrica.
Es que es la información la que se puede prender gracias a ella, es que es la educación, es el televisor y es el sonido y es la música, y no me meto en los gustos, porque salgo perdiendo. Pero, en esa cultura hay, incluso, el arte, lo mejor, el arte, sea en la música, sea en el teatro, sea en la pintura, sea en la escultura, casi que hoy no lo podríamos tener, obtener, mirar o producir sin la energía eléctrica. Hoy ya no se abre el libro, se prende el computador; hoy la ayuda educativa pasa por el computador.
Y esa energía eléctrica, entonces, ¿está disponible para toda la sociedad del territorio? Han dicho que es un servicio público, público, pero uno lo que encuentra es un negocio.
Cómo se puede hacer confluir el concepto de un servicio público con un negocio. La Constitución dice que sí, la práctica qué nos dice. La práctica nos está diciendo que a la población del Caribe se le está aislando permanentemente de un servicio público esencial.
Y, entonces, cómo se aísla la población de su derecho, poniéndole un precio. Mire el artefacto que se ha inventado el Estado en los últimos tiempos. Si al derecho se le pone un precio pues alguien no puede pagar el precio, por ejemplo, si yo quiero el servicio de policía y el policía me dice ‘no eso vale tanto’, pues nos puso a pensar. Si el juez dijese, ante el derecho a la justicia, ‘no es que eso vale tanto’, pues quien tiene derecho a la justicia tendría que pensar, porque quizás no tendría el dinero para pagarlo y si no tiene el dinero para pagarlo, no tiene el derecho, es decir, el derecho no es un derecho.
Si alguien tiene que pagar la universidad para poder acceder a la educación superior, ¿tiene el derecho a la educación superior?, no. Si alguien tiene que pagar para hacer atendido por una enfermedad, ¿tiene el derecho a la salud?
Si alguien quiere moverse libremente como dice la Constitución del 91 y va en una moto, en un carro, y llega a un edificio que se llama peaje, ¿tiene el derecho de circular libremente? No. Es decir, lo que estamos viendo en la práctica es cómo los derechos han sido conculcados, se han transformado en negocios y una parte de la sociedad no tiene derechos.
Y, entonces, en ¿qué consiste el cambio político? ¿Para qué estamos aquí? ¿Para qué se es poder? ¿Para qué y qué haría la gente si tuviese poder? ¿Cuáles serían las prioridades del gasto público? ¿Haríamos la gran avenida por los barrios de estrato alto de la ciudad o llevaríamos los colegios y el agua potable a los barrios pobres de la ciudad?
El derecho es universal
Alguien diría, no es que eso –Petro- no es unir. Cómo va a agenciar la lucha de clases y el odio de clases -dicen ellos- el odio de clases, mientras, le van pegando al periodista pobre simplemente porque publica las fotos de sus marchas.
No, no se trata de agenciar una lucha de clases, se trata de que cuando hablamos de derechos, entonces los derechos son para los que viven en el barrio de estrato alto y para quienes viven en los otros estratos de la ciudad.
Eso es un derecho, el derecho es universal, o no es, y entonces si vamos a poner un discurso de verdades no de hipocresías, y si lo que hemos dicho es que queremos una sociedad de derechos, entonces veamos, discutamos en el territorio concreto, cómo es que se pueden construir los derechos universales a las cosas esenciales que nos permitan un mejor vivir.
Yo hablaría de la energía eléctrica sin temor, aquí está nuestra Ministra. Ha hecho un gran esfuerzo en estas semanas para tratar de convencer a quienes, de manera empresarial, están manejando la energía eléctrica en el Caribe, de una empresa que fue pública y que antes fue privada.
Era pública porque el privado de antes no supo manejarla, Electricaribe. Le metieron unos billones de pesos y de pronto, de pronto, se volvió privada y cómo hicieron: ¿Hubo una licitación, se pusieron en publicidad los pliegos de peticiones para saber que la gente que iba a pagar supiese cómo es que iba a ser el negocio; hubo transparencia, el principio general de la democracia, que es la información previa para tomar las decisiones, se obtuvo? ¿Le preguntaron al pueblo del Atlántico y al Caribe, qué quería con su energía?
Hicieron un negocio a puerta cerrada y ni el actual Presidente de la República conoce los contratos que firmaron.
Dicen que tiene una cláusula de confidencialidad y qué confidencialidad puede haber alrededor de un servicio público que es un derecho, algo no huele bien.
Veremos si bajan las tarifas, pero eso de que hayan subido las tarifas un 50 por ciento en apenas un año, ¿qué puede significar? Que le están cobrando a los usuarios lo que dejan de pagar otros usuarios pobres, más un plus, un delta, dicen los matemáticos, un delta, una ganancia extraordinaria.
Y por qué no pagan los usuarios pobres, por qué será que no pagan los usuarios pobres, el empresario no hará las cuentas, no se hará esa pregunta, dirá, esto es mío, yo necesito mi ganancia y ustedes resuelvan, súbanle las tarifas a la gente, que de esa manera se aseguran las ganancias punto.
Pero un gobernante tiene que pensar otra cosa, y por qué la gente no puede pagar el servicio de energía eléctrica. Será bueno que si llevamos a la gente a pagar tan altísimas tarifas de tal manera que no puede pagar por la comida, de tal manera que no se puede comprar ya una camisa, un pantalón, una falda, de tal manera que no puede salir ya de la casa, sino asinarse en la casa, en el apartamento, de tal manera que tiene que sacrificar su propia existencia. Será, entonces, ¿que esa es una buena política, que lo estamos haciendo bien y que quien lo hace es un buen gobierno?
Hay que hacer otras cosas, lo primero que hay que hacer, es un poco tener otras visiones del asunto. Si el servicio de energía eléctrica de la Costa no puede pasar exclusivamente a través de un negocio que genere utilidades, entonces tenemos que hablar con franqueza. Señor empresario, quédese apenas con el pedazo del mercado -como ellos llaman- que si puede ganar y generar utilidades y hagamos nosotros el esfuerzo en esa población pobre para que tengan el derecho a la energía eléctrica en Colombia.
Transición energética
No tenemos que decirnos mentiras. Yo estoy convencido y lo he dicho en todas las campañas que simplemente usando el Sol y la tecnología moderna, podemos garantizar que cada familia que hoy no puede pagar una factura pueda ella misma generar la energía eléctrica.
Y, eso debería quedar en la Ley del Plan de Desarrollo. Es que las cosas variaron, la culpa no es de Petro es de la tecnología. Es que cómo podemos dividir la energía eléctrica en generadores, transmisores y comercializadores, cada uno con su ganancia, porque es el libre mercado en un servicio público, cuando cualquiera que ponga paneles solares en su casa, ya es generador, transmisor y comercializador de la propia energía de su casa.
Cambió la realidad tecnológica, la que está quedándose atrás es la ley. Y si la persona, la familia genera energía eléctrica y se engancha a la red, y resulta que genera más que la que consume, entonces ¿una empresa privada tiene que cobrarle? Es al revés. La empresa privada de la red tiene que pagarle al generador de la energía eléctrica que es la familia. Las cosas han cambiado y el Caribe tiene una ventaja fundamental, el Sol.
Lo que a veces nos molesta. El Sol. En los desiertos de La Guajira el metro cuadrado de tierra, que es un desierto, si se mide en términos de radiación solar y esa radiación en términos de kilovatio hora, vale más y es más rentable que el sueño más fértil del departamento de Córdoba.
Ahora ¿de quién será esa radiación solar? Porque es que en este mundo de hoy, hasta el Sol tiene dueño ¿de quién?
Discutámoslo, pactemos. Si yo puedo transformar hoy en energía eléctrica ¿quién hace el negocio de la energía eléctrica?
¿Lo hacemos como derecho o lo hacemos como comercio?
¿La comunidad que está debajo del Sol tiene derechos a esa energía eléctrica o no?
Aquí tenemos una transformación profunda de lo que puede ser la transformación del mundo de la energía eléctrica en el Caribe colombiano, precisamente, donde nos han dicho que es la crisis más grande de la energía eléctrica y que esa crisis se traduce en un alta tarifa, porque la gente no quiere pagar. Déjenos dos años y veremos si a partir de los paneles solares esa misma situación se mantiene.
Y podríamos hablar de muchísimos otros temas, pero no se trata de que nosotros tomemos las decisiones.
Hoy por hoy, se trata que ustedes discutan estos temas, por ejemplo el agua, el agua de Barranquilla. Por ahí en todo el proceso, que ustedes conoces más que yo, terminó en manos de la SAE, la Sociedad de Activos Especiales.
La extinción del dominio como si fuera un bien del narcotraficante, terminó ahí. Pregunta ¿y si estaba en manos del Estado después de la SAE quién tiene hoy el agua de Barranquilla?
Porque hoy debería tenerla el pueblo, no porque expropiaroon a nadie, nadie se ha expropiado, porque terminó en manos de la corrupción y de la corrupción de vuelta al Estado.
Pero por qué a través de qué proceso, de qué manera, fue público, lo conoció la gente del Estado, de pronto, paso a un personaje privado.
El agua de Barranquilla ¿Está bien que eso sea así? ¿Cuáles fueron las decisiones de la gente?
Aumentan homicidios en el Caribe
Y podríamos hablar de más y más problemas, de la seguridad, por ejemplo, y termino un poco con este tema.
Bueno, y por qué la tasa de homicidios en Barranquilla se ha disparado, por qué las tasas de homicidios del Caribe -decía esta mañana- se ha duplicado en un año en Córdoba, en Bolivar, en el Cesar, en el Magdalena, en el Atlántico.
¿Qué está ocurriendo en el Caribe que no ocurre en el resto del país, donde la tasa de homicidios baja?
Las grandes ciudades ven disminuir la tasa de homicidios, por qué en el Caribe en vez de descender -como en toda Colombia- está es aumentando.
Algo está pasando por en nuestras tierras que tiene que ver con dos elementos: el incremento de la pobreza, el hambre y la entrega del territorio del Estado a las mafias.
Ojo con eso, porque ya vivimos una época de violencia inmensa de masacres, de fosas comunes.
¿Algo está pasando en el Caribe para que se duplique su tasa de homicidios, es decir, la violencia?
Yo creo que la razón está, porque estamos al lado de los puertos. La razón está, porque el Estado está ayudando a que los puertos se conviertan en salida de cocaína y entrada de cocaína vuelta contrabando.
Es porque el poder local y nacional en el territorio no se está aliando con la población, sino con los detentores de dinero rápido, con las mafias.
Algo está pasando y es que el Estado en lugar de garantizar el derecho y las libertades de la gente, está es ayudando a quiénes quitan los derechos y las libertades.
Y eso no es todo el Estado, obviamente, lleno de funcionarios y funcionarias violentas y en honestas en general. Es culpa de unos grupos dentro del Estado que saben para donde van. ¿Por qué se capturó siete toneladas de cocaína dentro del puerto de Cartagena? ¿Cómo?
Pues esa misma razón que explica que toneladas de cocaína estén saliendo por los puertos en grandes embarcaciones, explica porque los jóvenes se están matando entre si en nuestras ciudades, en nuestro Caribe.
Y este Gobierno del Cambio tiene que parar eso.
La DIAN (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales) no puede estar al servicio del contrabando ni de los narcotraficantes. La Policía no puede estar en la nómina del proletariado de narcotraficantes.
El Caribe es para hacer la paz y a ellos los he invitado a un pacto, pero no para que se convierta en una fosa común donde el joven mate al joven pobre y el joven pobre mate al otro joven pobre.
No es ese el cambio. El cambio es que ese joven pobre y el otro joven pobre y el otro joven pobre puedan vivir y entrar a una universidad y dejen de estar en la nómina del clan o del clum o de cómo se llame.
Es la hora de la paz, hemos dicho, de la Paz Total y eso significa un Estado que se aísle de quienes tienen el dinero corrupto untado de la sangre, y eso implica unas políticas que permitan que la juventud pobre y hambrienta no tenga que irse a doblegar y arrodillar por el salario mensual que le entrega la mafia para poder guardar el alijo para poderla poner dentro del barco.
Eso implica que el puerto se libera de cualquier actividad narcotraficante. Eso implica que el Estado se libera y eso implica que el territorio no es de la mafia. El territorio es del pueblo.
Por ahí podemos construir una seguridad, de resto veremos cómo la tasa de homicidios crece y crece. Como los que mueren son los jóvenes pobres no importa. Ahora sí no importa la seguridad.
Cuando se media en términos de secuestros de latifundistas sí se medía y era el problema principal en los medios, pero ahora que son los jóvenes pobres los que mueren no aparece el problema.
No sabía el país que la tasa de homicidios en el Caribe se había duplicado en un año, pues, al Presidente de la República le toca decirlo y solucionarlo.
Y la solución tiene que pasar así no se crea por reducir las tarifas de energía eléctrica de manera sustancial, porque si hay para la energía no hay para la comida y esa es una emergencia ya en el Caribe.
Sea que pactemos, sea que no pactemos y yo invito a un pacto, aquí nos toca reordenar el gasto familiar de tal manera que se pueda comprar la comida en primer lugar.
Política contra el hambre
El lunes estaremos anunciando cuál es la política contra el hambre que realizaremos en el Atlántico y en general en el Caribe, y en general en el mapa de pobreza.
Les pido a todas las Juntas de Acción Comunal, con las que me quiero encontrar en alguna reunión así de grande como esta. Creo que tendría que ser en un estadio porque son 60.000, que hagan una alianza con este Gobierno.
No vamos a contratar pulpos empresariales de los carteles. Vamos a contratar directamente a la Junta de Acción Comunal. Le vamos a entregar allí donde está el mapa del hambre en el barrio pobre un dinero mensual.
Ese dinero mensual servirá para organizar a las mujeres del barrio, en primer lugar, para que se pueda entregar un desayuno, un almuerzo, una comida al día para que el o aquella de cualquier edad que quiera ir a comer en la olla comunitaria. Lo vamos a hacer por miles de barrios en Colombia.
Vamos a hacer que el PAE (Programa de Alimentación Escolar) ya no sea para el 70 por ciento de los jóvenes que estudien, sino que sea para el 100 por ciento, incluso, en la época en donde los estudiantes y las estudiantes no están estudiando.
Y vamos a transformar el Ingreso Solidario -algunos perderán en ello y tengo que pedirles perdón pero la plaza no alcanza para todo- en una transferencia de 500.000 pesos mensuales.
Primero, porque eso de entregar 80.000 pesos mensuales, 50.000 pesos mensuales, eso se llama limosna y la limosna no saca a nadie de la pobreza.
Eso nos implica concentrarla en quienes, en las mamás solas que tengan hijos en la primera infancia en Colombia. 500.000 pesos la sacará de la pobreza estadísticamente y en primer lugar logrará que el plato de comida y la leche lleguen a ese niño, esa niña, ese bebé y podamos superar la desnutrición infantil. El hambre en donde más duele.
La olla comunitaria, la transferencia a la mamá sola, la extensión del PAE y el fortalecimiento del ICBF sin mafias políticas, serán nuestros instrumentos para el plan contra el hambre allí en donde está el hambre.
Transferencia a jóvenes para estudio
Y el hambre está y en mucho en Barranquilla y en el Atlántico y en el Caribe. Y, al lado de eso, ya para el año entrante propongo que decenas de miles de jóvenes populares tengan una transferencia a cambio de entrar a estudiar.
Una transferencia de, a cambio de, de dejar de meterse en los ejércitos del narcotráfico. Una transferencia que permita comer y estudiar a cambio de dejar de matar.
Veremos si estas políticas, respecto de la energía eléctrica, respecto al hambre, respecto al joven, respecto a la educación, nos permiten que el Caribe de Colombia, el año entrante, no sea la región más violenta de Colombia, sino la más pacífica del país.
Y ese esfuerzo necesita de ustedes, de la acción comunal, de la organización de mujeres, de las organizaciones juveniles, del barrio, de la vereda. Necesita de ustedes como dueños como dueñas tomando decisiones.
Esta Ley del Plan de Desarrollo, a la cual están convocados para trabajar en cómo hacerla desde la visión del hombre, desde la visión de la mujer, desde la visión de la niñez y la juventud, desde la visión del territorio; esa convocatoria que hemos hecho tiene un fin, no es un asunto técnico, solamente, de las mesas y los aspectos transversales y la diferénciales cómo hablan los técnicos.
Tiene un objetivo que el pueblo sea el dueño de Colombia, que el hombre y la mujer del común se apropien de este país, que la juventud se apropie de este territorio; que este país sea de la Colombia entera y no de las mafias, no de la corrupción, no de los vivos de siempre, no de los que matan y asesinan y condenan al pueblo al genocidio.
No de los vivos que condenan el presupuesto a la ganancia particular, no de aquellos que piensan que los derechos universales solo sirven para hacer negocios y transforman al paciente en cliente y a la persona en usuario.
Ustedes son los dueños y las dueñas y este acto con el que terminamos, solamente, este episodio sirve para lanzar ese mensaje: queremos millones de colombianos y colombianas activos, movilizándose, participando, educándose, si se quiere, por que son la vanguardia. Los verdaderos dueños de una Colombia que quiere ser la potencia mundial de la vida.