La Asociación Colombiana del Petróleo y Gas, ACP, que agrupa al gremio de la industria de hidrocarburos en Colombia, incluidas las compañías exploradoras y productoras de petróleo y gas, transporte de hidrocarburos y distribuidoras, pidió al presidente Gustavo Petro mantener el subsidio a la gasolina, porque esto provocaría incrementar al doble el precio vigente hoy que promedia los 9 mil 600 pesos.
El presidente de la ACP, Francisco José Lloreda, se pronunció frente al anuncio tácito que hizo el jefe del Estado Gustavo Petro de aumentar el costo del galón de gasolina debido al enorme déficit que registra el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, FEPC, «por falta de pago del gobierno anterior».
El mandatario afirmó que es de 10 billones por trimestre, es decir, casi 40 billones anuales y casi la mitad del déficit del presupuesto nacional.
«Hace bien en Presidente Petro y los Min de Hacienda, Jose A_Ocampo y de Energía, Irene Velez, en buscar una solución para reducir el déficit del Fondo de Estabilizacion de Precios de los Combustibles, FEPC», señaló Lloreda, pero subrayó que «debe sí, buscarse una solución estructural».
En su cuenta en Twitter, el dirigente gremial hizo un análisis de la situación y advirtió las consecuencias de acabar con el subsidio, en los siguientes términos:
«El FEPC se creó en 2007 para reducir la volatilidad del precio, cuando el internacional está por encima o por debajo del nacional. Se pensó, buscando ahorrar en las épocas de precios nacionales mayores y desahorrar cuando el nacional estuviese por debajo del internacional.
Han sido pocos los años en los que se ha logrado ahorrar. El grueso de tiempo el FEPC ha sido deficitario; le ha correspondido al Gobierno cubrirlo. Ecopetrol le ha prestado los recursos del subsidio, pues es el que refina el crudo y lo produce combustible o lo importa.
Si no existiese el FEPC el valor de los galones de gasolina corriente y diésel en las estaciones sería el doble. Es decir, están subsidiados en casi un 50%. Subsidio que beneficia a todos los consumidores sin diferenciar el nivel socioeconómico, excepto la gasolina extra.
En la mayoría de países los combustibles no se subsidian. El incremento del precio del petróleo ha incrementado el precio de la gasolina en prácticamente todos los países. Colombia ha sido una excepción. Solo ahora, algunos países han contemplado subsidios.
La disyuntiva del Gobierno Nacional es (i) continuar subsidiando los combustibles utilizando recursos que podrían tener otro destino; (ii) adoptarlo como una política social como han hecho otros gobiernos, independiente de si lo financia finalmente Ecopetrol o la Nación.
Se han analizado soluciones: eliminar gradualmente el FEPC, crear una franja de precio volátil sin subsidio y a partir de un valor activarlo, cambiarlo por uno directo a los más pobres, a ciertos sectores o actividades, o con el subsidio reducir el impuesto nacional.
Un ingrediente adicional es la inflación. No es tan claro qué hubiese ocurrido de iniciar el Gobierno anterior la eliminación del subsidio, como no lo es en este momento en que la inflación es de dos dígitos. El peor impuesto es la inflación, en especial para los más pobres.
La eliminación total o parcial del subsidio a los combustibles es más coherente con una política de transición energética pues uno de sus desafíos es transformar el parque automotor a eléctrico y a gas. Pero es a un costo social alto pues tomará varias décadas.
Colombia es autosuficiente en petróleo y en gas, pero no en combustibles líquidos. 37% de la gasolina y 34% del diésel se importan.
Continúa creciendo la demanda pero la capacidad de refinación se quedó corta, en parte por la amenaza de no continuar produciendo petróleo.