–Tuvieron que transcurrir cientos de miles de años para que la población mundial creciera hasta alcanzar los mil millones de habitantes, y solo en unos 200 años más se multiplicó por siete. En 2011, la población mundial alcanzó la cuota de los 7 mil millones de personas y en 2021 la cifra aumentó a casi 7 mil 900 millones de personas. Este año el planeta tierra tendrá 8 mil millones.
La cifras fueron publicadas este lunes por la Organización de Naciones Unidas, ONU, con ocasión del Día Mundial de la Población. La Población seguramente marca un hito.
La población mundial alcanzará los 8000 millones el 15 de noviembre de 2022, según el informe Perspectivas de la Población Mundial, que también prevé que India superará a China como el país más poblado del mundo en 2023.
Las últimas proyecciones de las Naciones Unidas, publicadas con motivo del Día Mundial de la Población sugieren que el número de habitantes del planeta podría llegar a alrededor de 8 mil 500 millones en 2030 y 9 mil 00 millones en 2050. Se proyecta que alcanzará un pico de alrededor de 10 mil 400 millones de personas durante la década de 2080 y que permanecerá en ese nivel hasta 2100.
La población de América Latina y el Caribe, que se ha cuadruplicado entre 1950 y 2022, se prevé que alcance un máximo de 752 millones de habitantes en 2056 y disminuirá hasta alcanzar los 646 millones en 2100.
La esperanza de vida en la región se sitúa en los 72,2 años, con una ventaja femenina de 7 años (75,8) frente a los hombres (68,8).
El impacto de la pandemia hizo que la esperanza de vida al nacer se redujera en tres años entre 2019 y 2021. Se espera que para 2050 alcance los 80,6 años, siendo de 78,1 años para los varones y de 83,1 para las mujeres.
América Latina y el Caribe fue la región con el segundo nivel más alto de `fecundidad adolescente, con 53 nacimientos por cada 1000 mujeres de 15 a 19 años. En 2021, la contribución de la fecundidad adolescente a total fue la más alta en América Latina y el Caribe, con un 14%, un nivel aproximadamente un 30% más alto que en África subsahariana.
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Según las proyecciones de la ONU, la población mundial está creciendo a su ritmo anual más lento desde 1950, por debajo del 1% en 2020.
La fecundidad ha disminuido notablemente en las últimas décadas en muchos países. En la actualidad, dos tercios de la población mundial vive en un país o área donde la fecundidad es inferior a 2,1 nacimientos por mujer, nivel aproximado para mantener el nivel de población en lugares con mortalidad baja. Se proyecta que la población de 61 países o áreas disminuirá en un 1% o más entre 2022 y 2050, debido a sus niveles persistentemente bajos de fecundidad y, en algunos casos, a sus altas tasas de emigración.
Más de la mitad del aumento de la población mundial previsto hasta 2050 se concentrará en ocho países: Egipto, Etiopía, India, Filipinas, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo y Tanzania. Se espera que los países del África subsahariana contribuirán con más de la mitad del crecimiento de la población mundial previsto hasta 2050.
“La relación entre el crecimiento de la población y el desarrollo sostenible es compleja y multidimensional”, dijo Liu Zhenmin, subsecretario general de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU. “El rápido crecimiento de la población hace más difícil la erradicación de la pobreza, la lucha contra el hambre y la desnutrición, y la expansión de la cobertura de los sistemas de salud y educación. Por otra parte, el alcance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente los relacionados con la salud, la educación y la igualdad de género, contribuirá a reducir los niveles de fecundidad y a desacelerar el crecimiento de la población mundial”.
En la mayoría de los países del África subsahariana, así como en partes de Asia y América Latina y el Caribe, la proporción de la población en edad de trabajar (entre 25 y 64 años) ha ido en aumento gracias a las recientes reducciones de la fecundidad.
Este cambio en la distribución por edad brinda una oportunidad, limitada en el tiempo, para lograr un crecimiento económico per cápita acelerado, conocido como el “dividendo demográfico”. Para maximizar los beneficios de una estructura por edad favorable, señala el informe, “los países deben invertir más en su capital humano, asegurando el acceso a la atención de la salud y una educación de calidad en todas las edades, y promoviendo oportunidades de empleo productivo y trabajo decente”.
En América Latina y el Caribe, se prevé que la proporción de la población en edad de trabajar empiece a disminuir a principios de la década de 2040.
Se estima que la proporción de la población mundial de 65 años o más aumentará del 10% en 2022 al 16% en 2050. Para entonces, se espera que el número de personas mayores de 65 años en el mundo más que duplicará el número de niños menores de 5 años, y llegará a igualar la población de niños menores de 12 años.
“Los países con poblaciones que están envejeciendo deben tomar medidas para adecuar los programas públicos al número creciente de personas mayores, incluyendo el establecimiento de sistemas universales de atención médica y de cuidado a largo plazo, y mejorando la sostenibilidad de los sistemas de seguridad social y pensiones”, asegura el estudio.
La esperanza de vida al nacer alcanzó 72,8 años en 2019, una mejora de casi 9 años desde 1990. Se proyecta que las reducciones futuras de la mortalidad se traducirán en una longevidad mundial promedio de alrededor de 77,2 años en 2050. Sin embargo, hay grandes desigualdades entre países y regiones del mundo: en 2021, la esperanza de vida de los países menos desarrollados era siete años menor que el promedio mundial.
La pandemia del COVID-19 ha afectado a los tres componentes del cambio demográfico. La esperanza de vida al nacer bajó a 71,0 años en 2021. En algunos países, las olas sucesivas de la pandemia podrían haber producido reducciones a corto plazo en el número de embarazos y nacimientos, mientras que para muchas otras naciones hay pocas pruebas de un impacto en los niveles de fecundidad o sus tendencias. La pandemia restringió fuertemente todas las formas de movilidad, incluida la migración internacional.
“Debido a la estructura por edad relativamente joven de la población mundial de hoy, las acciones adicionales de los gobiernos destinadas a reducir la fecundidad tendrían poco impacto en el ritmo de crecimiento de la población entre hoy y mediados de siglo. Sin embargo, una fecundidad baja, sostenida por varias décadas, podría resultar en una desaceleración mayor del crecimiento de la población mundial en la segunda mitad del siglo”, agregó John Wilmoth, director de la División de Población del Departamento de Economía y Asuntos Sociales de las Naciones Unidas.
“Esta es una ocasión para celebrar nuestra diversidad, reconocer nuestra humanidad común y maravillarnos de los avances en salud que han prolongado la esperanza de vida y reducido drásticamente las tasas de mortalidad materna e infantil”, dijo el Secretario General de la ONU, António Guterres. “A su vez, es un recordatorio de nuestra responsabilidad compartida de cuidar nuestro planeta y un momento para reflexionar sobre dónde aún no cumplimos con nuestros compromisos mutuos”, agregó.
Este espectacular crecimiento se ha visto impulsado por el creciente número de personas que llegan a la edad reproductiva, y ha venido acompañado de cambios importantes en las tasas de fecundidad, el aumento de la urbanización y la aceleración de la migración. Estas tendencias tendrán consecuencias de largo alcance para las futuras generaciones.
En el pasado reciente se han registrado cambios notables en las tasas de fecundidad y en la esperanza de vida. A comienzos de la década de 1970, las mujeres tenían una media de 4,5 hijos cada una; en 2015, la fecundidad total mundial había caído hasta unos 2,5 hijos por mujer. Mientras tanto, la vida media de una persona ha aumentado de 64,6 años a comienzos de la década de 1990 hasta 72,6 años en 2019.
Por otra parte, en el mundo se registran unos elevados niveles de urbanización y una aceleración de la migración. En 2007, por primera vez, vivieron más personas en zonas urbanas que en zonas rurales, y en 2050 alrededor del 66% de la población mundial vivirá en ciudades.
Estas megatendencias tienen consecuencias de gran alcance. Afectan al desarrollo económico, al empleo, a la distribución de la renta, a la pobreza y a las protecciones sociales. Asimismo, repercuten en los esfuerzos por garantizar el acceso universal a la atención médica, la educación, la vivienda, el saneamiento, el agua, los alimentos y la energía. Para satisfacer de manera más sostenible las necesidades de las personas, los encargados de la formulación de políticas deben saber cuántas personas viven en el Planeta, dónde se encuentran, qué edad tienen y cuántas personas habrá en el futuro.
La esperanza de vida de los adultos en el mundo desarrollado ha aumentado desde mediados del siglo XX: el número de personas que llegan a los 100 años nunca ha sido mayor que en la actualidad.
En todo el mundo, el número de muertes en relación con el tamaño de la población ha disminuido desde la década de 1950. Durante las próximas décadas, las previsiones de las Naciones Unidas contemplan una disminución gradual y continua en las tasas de mortalidad relacionadas con la edad. (Información Naciones Unidas).