Una buena parte de los colombianos está considerando votar en blanco en la segunda vuelta de las elecciones en las que Gustavo Petro, del Pacto Histórico, y Rodolfo Hernández, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, disputarán la Casa de Nariño.
Las encuestas dan cuenta de eso. La más reciente medición de la firma YanHass mostró que el 13% de los ciudadanos se inclina por esa opción, mientras que la de Guarumo delinéo que el 8,4% marcaría esa casilla en el tarjetón.
La del Centro Nacional de Consultoría (CNC) le dio una participación menor, del 3%, aunque esa última pesquisa deja ver que la proporción de quienes aún no saben por quién sufragar o decidieron no apoyar a alguno de los dos aspirantes alcanza el 11,1%.
Solo el resultado del 19 de junio dejará ver qué tanta acogida tiene el voto en blanco entre los 39 millones de colombianos habilitados para sufragar en esta contienda. Esa es una posibilidad que tienen quienes ejercerán su derecho a participar y que no ha estado libre de mitos en medio del ruido electoral.
El voto en blanco es una opción que tienen los ciudadanos para marcar dentro de las tarjetas electorales cuando la oferta de candidatos que aparece en las papeletas no satisface sus intereses y su determinación es no apoyar a ninguno de estos.
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Como es costumbre, este aparecerá en la pieza de papel que depositarán los electores en las urnas para la segunda vuelta. En esta contienda en particular esa cuadrícula tiene un efecto simbólico para el preconteo y el escrutinio.
¿El motivo? El voto en blanco se contabiliza como un componente aparte, diferente a los tarjetones marcados a favor de alguno de los candidatos, y también de los que terminan computados como un voto nulo.
“El voto en blanco no se le suma a ningún candidato, es una casilla independiente que se contabiliza como tal. Si gana en segunda vuelta no tiene la facultad de repetir las elecciones, por lo cual ganará la fórmula de presidente y vicepresidente que haya obtenido la mayoría de los votos”, explica el registrador delegado para lo electoral, Nicolás Farfán Namén.
El artículo 258 de la Constitución Política describe los pormenores del voto. El parágrafo uno de ese numeral detalla que cuando el voto en blanco se impone entre el total de sufragios válidos debe repetirse la elección para los casos de las contiendas por las gobernaciones y alcaldías o por la primera vuelta presidencial.
Esto significa que para la segunda vuelta esa opción que está en el tarjetón no tiene el poder de hacer que se vuelva a convocar a unos comicios y, por el contrario, ganaría el candidato con más tarjetones marcados con su nombre.
Las proporciones que reflejan los sondeos de opinión varían según el momento en el que se apliquen las entrevistas, la metodología de las encuestadoras y la muestra que estas tomen en consideración.
Por ejemplo, en el Tracking Presidencial que divulga diariamente la firma GAD3 la opción del voto en blanco ha ido ganando adeptos: pasó de reportar el 2,7% de favorabilidad entre los consultados en la primera pesquisa del 30 de mayo a registrar el 5,4% en la que se divulgó este martes 7 de junio, basada en las entrevistas que se realizaron el día 6.
Esas participaciones dejan ver que duplicó su preferencia entre los electores, mientras que la del candidato Rodolfo Hernández ha ido decreciendo y la de Gustavo Petro se mantiene estable. Todo esto, tomando como referencia ese estudio en particular.
Cuando el presidente Iván Duque y el senador Gustavo Petro se enfrentaron en la segunda vuelta del 2018 unos 808.000 colombianos marcaron la casilla del voto en blanco, equivalentes al 4,2% de quienes participaron en esa contienda.
Los comicios de 2014 mostraron, también, una participación semejante. En la disputa entre el entonces presidente Juan Manuel Santos –quien aspiraba a la reelección– y el heredero del uribismo Óscar Iván Zuluaga alrededor de 619.000 connacionales se inclinaron por esa casilla. Ese año el 4,03% de quienes participaron votaron en blanco.
De forma preliminar, las encuestas dejan ver que el voto en blanco podría duplicar el protagonismo que ha tenido en las urnas en las elecciones de este 2022. Si eso sucede, los tarjetones marcados con esa casilla dejarán un valor simbólico para la fotografía final de estas elecciones.