«El panorama político de Colombia ha cambiado notablemente en solo 24 horas», afirma el influyente diario The New York Times sobre las elecciones presidenciales en Colombia, titulando la información así: El ‘Trump’ colombiano podría ganar las elecciones presidenciales.
Es una referencia a Rodolfo Hernández, sobre quien, además, dice: «Con un discurso populista, y su verbo incendiario, Hernández podría acaparar a los votantes de la derecha que no quieren arriesgarse con Gustavo Petro, el líder de la izquierda colombiana».
Advierte que durante meses, los encuestadores predijeron que Gustavo Petro, un exguerrillero convertido en senador que aspira a ser el primer presidente de izquierda del país, iría a una segunda vuelta presidencial en junio contra Federico Gutiérrez, el candidato conservador que había argumentado que votar por Petro equivalía a “un salto al vacío”.
En cambio, afirma, el domingo, los votantes respaldaron a Petro y a Rodolfo Hernández, un exalcalde y un próspero hombre de negocios con una plataforma populista anticorrupción cuyo estatus antisistema, sus declaraciones incendiarias y su enfoque político limitado a un solo tema han hecho que lo comparen con Donald Trump.
Añade que la votación, por un izquierdista que ha hecho su carrera atacando a la clase política conservadora y por un candidato relativamente desconocido sin respaldo formal de un partido, representó un repudio al establecimiento conservador que ha gobernado Colombia durante generaciones.
La agencia de noticias de la televisión rusa RT, se pregunta ¿Qué cambia en Colombia tras la derrota del uribismo? Y subraya: Lo que sucedió en Colombia con el resultado electoral de la primera vuelta, celebrada este domingo, es un acontecimiento inédito y muy complejo”.
Advierte que lo primero que habría que señalar es que, finalmente, el tan esperado cambio político ha tenido lugar en el país. La clase dominante colombiana, con todo su liderazgo histórico, sus partidos, sus medios de comunicación y sus instituciones, unida en torno a Federico ‘Fico’ Gutiérrez ha salido derrotada y no ha conseguido ni siquiera una cuarta parte del electorado (23 %)”, puntualiza.
Afirma igualmente que “el uribismo tal como lo conocimos a lo largo del siglo actual ha perdido su papel vinculante y ha decidido disolverse en las torrenteras del voto antipetrista. Deberá ahora intentar capturar un movimiento, el de Rodolfo Hernández, que ha crecido en la medida en que lo enfrenta al uribismo pero a la vez es su única opción contra Petro, y eso es más importante”.
“Lo segundo, dice, es que no ha sido el resultado esperado, en tanto si bien el candidato izquierdista logró el resultado adelantado por las encuestas (40 %), el sorpresivo segundo lugar a manos de Hernández le complica sobre manera las certezas sobre el triunfo en la segunda vuelta”.
Destaca que Hernández, un empresario, ‘outsider’, populista de centro, un líder incorrecto y pragmático, logró el segundo lugar con 27 % de los votos, lejos de Petro, pero lo suficientemente cerca si tenemos en cuenta los votos de ‘Fico’ que se le podrían sumar casi de manera automática de cara al balotaje.
Y puntualiza: “El problema de Hernández reside en cómo aceptar el apoyo del uribismo y los poderes establecidos, ya que su candidatura existe en tanto se opone a ellos con tanta fuerza como el propio Petro”.
Además habla de la “La pugna por la polarización” y señala que tal como se presenta la disputa después del resultado, hay de manera inédita una pugnacidad central que ya no es izquierda-derecha, correctos-honestos, palomas-halcones, guerrilleros-paramilitares.
“Ahora la pelea es por ver quién es más auténticamente polarizante, quién es el que mejor representa el conflicto contra el uribismo y el poder político colombiano, quién de verdad abona el camino para darle vuelta a la página de la historia postcolonial colombiana”.
Señala que el rasero se modifica y va a tratar de medir la autenticidad del discurso, la espontaneidad, la sinceridad de los contenidos, para tratar de responder quién es el líder polarizante de la Colombia de la década de los 20. Ese será el presidente.
“Por eso TikTok ha sido tan significativo en esta campaña. Hernández, de 77 años, ha sido denominado por su comando como el ‘rey del TikTok’, donde hace alarde justo de su espontaneidad, de su genuino discurso polarizante y antipolítico”, precisa.
Por su parte el sistema de televisión DW de Alemania también formula una pregunta, tras lo ocurrido el pasado domingo: “Colombia eligió el cambio, pero ¿quién ofrece el verdadero?.
Indica que los colombianos optaron por romper con los partidos de la política tradicional.
Pero ¿recibirán el cambio por el que votaron el 29 de mayo y que refrendarán el domingo 19 de junio?, inquiere.
Manifiesta que en Colombia el cambio pasó de ser un eslógan de los candidatos a la presidencia a convertirse en un imperativo de los electores: más de un 75% de los colombianos votaron por un cambio.
Solo que ahora los 39 millones de colombianos habilitados para votar tendrán que elegir el «cambio» socioeconómico que ofrece Gustavo Petro, de cuño socialdemócrata, o el «cambio» anticorrupción que promete Rodolfo Hernández, precisa y agrega:
“Mientras Petro se propone una «transformación de Colombia para acabar con la injusticia social», Hernández ha centrado su campaña en «sacar a los corruptos del poder».
El candidado Hernández, que se dice «independiente» se encuentra ahora «en un verdadero dilema», sostiene en entrevista con DW Stefan Peters, profesor de la Universidad de Giessen, en Alemania.
«Hay cambios que no son cambios, son suicidios», dijo por su parte Gustavo Petro en su alocución en la sala principal de un céntrico hotel de Bogotá, tras el paso a segunda vuelta, refiriéndose al cambio del que habla su contrincante Hernández. Este, sorprendido por su victoria, leyó su discurso desde la cocina de su casa.
Según el investigador Peters, «se puede juzgar a Gustavo Petro positiva o negativamente, pero ciertamente es un líder que da la cara a los debates políticos, cosa que no hace Hernández, así sea eso parte de su estrategia», señala.
En lo económico, mientras Rodolfo Hernández mantendría el statu quo en el área de la energía, para Gustavo Petro la transición energética de Colombia es un punto central de su programa. Sin embargo, ¿es aconsejable abandonar la extracción de materias primas en medio de la actual crísis energética cuando, a pesar de las urgencias del cambio climático, Occidente necesita más petróleo y carbón?
«La guerra de agresión rusa contra Ucrania muestra lo fuertemente dependiente que es Europa, y Alemania en particular, de Rusia, y que ahora debe haber alternativas rápidamente», señala el profesor Peters. «Desgraciadamente», prosigue, «a menudo tenemos malas alternativas, porque sabemos que el carbón en Colombia tiene grandes problemas y es criticado -con razón- por los problemas sociales, de derechos humanos y ecológicos que causa su extracción». Colombia, según Stefan Peters, estaría ante el dilema de «seguir explotando sus recursos a sabiendas de que el extractivismo no tiene futuro». Aunque también es cierto, aclara, que «si Gustavo Petro quiere ejecutar las amplias reformas sociales que se propone, tendrá que financiarlas de alguna parte». Al final, la economía será la clave, en un eventual gobierno del economista Petro.
Por último, Rosario Ramírez, profesora emérita del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional, hace hincapié en entrevista con DW en la política migratoria. Gane quien gane la presidencia, subraya, el próximo gobierno de Colombia debe «despolitizar la frontera con Venezuela»
Ramírez es miembro de Puentes Ciudadanos Colombia-Venezuela, una iniciativa que reúne a académicos y empresarios de ambos países, que le propondrá a ambos candidatos, personalmente, «reabrir los consulados de parte y parte para atender a la población y acabar con el estado de desprotección de colombianos, venezolanos y colombo-venezolanos». Asegurando que «la reapertura de los consulados no significa reconocer a un régimen». Y si las dificultades para este cometido son mayores, propone «la mediación de un tercer país», concluye DW.