En el último año se ha evidenciado un frenazo en la expedición de nuevas tarjetas de crédito en Colombia, al tiempo que las cancelaciones y los bloqueos temporales de estas han venido en aumento, pues según la Superintendencia Financiera de Colombia entre octubre de 2022 y hasta abril de 2023 han salido del mercado cerca de 500.000 plásticos.
Y es que el alto costo de vida —que apenas se ha moderado, llegando a 12,13% en junio—, las elevadas tasas de interés y la incertidumbre económica le ha pasado factura al bolsillo de los colombianos, quienes se han visto en aprietos para cumplir a cabalidad con sus obligaciones financieras.
¿Qué está pasando?
De acuerdo con las recientes cifras reportadas por la Superfinanciera, el número de tarjetas de crédito activas cayó a cerca de 15,7 millones, desde el máximo de 16,2 millones que se registró en octubre del año pasado, por lo que medio millón de plásticos salió de circulación.
A esto se le suma que los bancos han endurecido sus políticas y requisitos a la hora de otorgarlas, pues de las cerca de 417.000 tarjetas que las entidades aprobaron a abril del 2022, en igual mes de este año solo le dieron el visto bueno a 210.199, lo que representó una disminución del 49,6%.
Por otro lado, también se encuentran las cancelaciones y bloqueos temporales. Esto se estaría dando por diferentes motivos como reportes por pérdida, robo o daño del plástico, así como el no pago de la cuota mensual y la presión de las tasas de interés. Estas últimas serían las principales causas.
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Frente a dicha problemática, la Superfinanciera reportó que entre abril de 2022 y hasta abril de 2023 el valor total de las deudas vencidas de las personas con la banca sumaron $31 billones, representando un aumento del 18,7%. Los préstamos de consumo en mora, que abarcan los créditos de vehículo, libranzas, tarjetas de crédito y libre inversión, presionaron ese saldo en rojo, con un aumento de más del 57,5%.
Para Alejandro Useche, profesor de la Universidad del Rosario, estos fenómenos son un reflejo de una serie de problemáticas que están viviendo los hogares en Colombia.
“Por un lado, estamos viendo un aumento de las cancelaciones voluntarias de tarjetas de crédito, esto quiere decir que la gente está pensándola dos, o tres veces más, antes de tomar nuevos créditos de consumo. Esto se puede tomar como una expresión de la preocupación que los colombianos tienen por la situación actual y el futuro próximo de sus finanzas y la economía del país”, indicó el analista
Y agregó que el desempleo en el país sigue alto —en mayo la tasa apenas cayó levemente y llegó al 10,5%—, por lo que muchas personas no están percibiendo ingresos. “Y si lo hacen no les es suficiente para cubrir sus gastos y menos para pagar cuotas de tarjeta de crédito con altas tasas de interés, o con sobrecostos como cuotas de manejo e impuestos. De esto también se desprende el por qué de la falta de pago a las entidades bancarias”, dijo.
De esta manera, para Useche la perspectiva para este segundo semestre del año en cuanto al desempeño del sector financiero no es muy alentadora.
“Aunque la tasa de usura bajó (ubicándose en 44,04% para julio), sigue siendo un interés alto para las personas. Esto, sumado a que estamos todavía en un momento de inflación alta, pues a pesar de que ha venido cediendo en los tres últimos meses todavía es alta en relación con la meta de largo plazo del Banco de la República, que se fijó en un rango entre 2 y 4%”, indicó el economista.
Intereses siguen presionando
Luego de que Banco de la República en su reciente reunión de junio frenara su serie de alzas de tasas de interés, las cuales quedaron estacionadas en 13,25% —la primera pausa que dan después de 14 incrementos consecutivos—, la tasa de usura de las tarjetas de crédito para julio bajó a 44,04%.
Y aunque estas medidas están en línea con la ‘guerra’ de tasas que comenzó hace unos meses entre los bancos, los costos del plástico siguen bastante altos para la mayoría de colombianos.
“Estamos hablando que por cada $100 que una persona paga con las tarjetas de crédito, entre $30 y $40 se están yendo para el cobro de intereses. Es un llamado a los consumidores para que sepan cuándo está bien y en qué momento no acudir al pago con sus tarjetas”, afirmó Mauricio Montero, analista de la Universidad de Los Andes, en entrevista con el diario La República.
Al respecto, Juan David Ballén, director de análisis y estrategia de Casa de Bolsa, recordó que los bancos tomaron la decisión de recortar sus tasas con el fin de evitar, precisamente, que la cartera (los préstamos que han colocado) se deteriore y la mora se eleve. No obstante, el analista consideró que la economía se está desacelerando y la otorgación de créditos se endureció, por lo que es nocivo que el plástico se use en la financiación de gastos como comida o servicios públicos.
“La recomendación es que cuando se tome una deuda se invierta en bienes durables, que generen mayor rentabilidad a largo plazo”, apuntó.